viernes, 5 de julio de 2024

 

CAPÍTULO II

Literatura de los pueblos de Oriente.

Luis Quintana Tejera

Literatura egipcia.

Egipto se ubicó en las riberas del Nilo, en lo que hoy es el conteniente africano. La egipcia es quizá la civilización más avanzada de su época; poseía grandes conocimientos sobre la astronomía, la medicina, las matemáticas, la arquitectura, entre otros. El arte, por supuesto, no era la excepción. Así como los sumerios utilizaban tablillas de barro para plasmar su escritura cuneiforme, los egipcios empleaban papiros para registrar su escritura jeroglífica (derivada de un sistema de representación pictórica previa).

La antigua literatura egipcia arranca aproximadamente en el 2700 a. C. y se ha conservado en inscripciones y en papiros. Los textos egipcios que hoy conocemos son de muy diversa índole; los hay jurídicos, privados, científicos y, por supuesto, literarios; éstos incluyen los religiosos y los didácticos.

Es posible distinguir diversas etapas en la literatura egipcia: (Cfr. 2005).

a) Imperio Antiguo (2300 a 2256 a. C)

Incluye las inscripciones aparecidas en el interior de las pirámides de los últimos faraones de este período; la mayoría son himnos religiosos y rituales de ofrendas religiosas. Destaca Máximas de Ptahotep, “obra conocida como el libro más viejo del mundo”, (1990: 12) integrada por aforismos y consejos; similar es Instrucción a Merikere, que proporciona información sobre la vida religiosa, política y social de aquel tiempo.

b) Primer período intermedio (2255-2035 a. C.)

Son los textos de las pirámides complementados con sortilegios nuevos, pintados en ataúdes, por lo que se les ha llamado textos de los sarcófagos. A este ciclo se atribuyen varias lamentaciones como Diálogo del misántropo con su alma, Canto del arpista.

c) Imperio Medio (2100 a 1600 a. C.)

En esta etapa se produce un auge en la literatura egipcia, los géneros más característicos de esta fase son:

1. Los textos de sarcófagos que incluían oraciones y determinados sortilegios y hechizos de carácter mágico-religioso.

2. Literatura religiosa, compuesta por himnos al faraón y a diversas divinidades.

3. Textos autobiográficos y de carácter épico, en los que se relatan determinadas hazañas de personajes históricos.

4. Textos de instrucción, escritos en nombre del faraón gobernante que narra a su sucesor determinados hechos que sucedieron en su reinado.

5. Textos satíricos, tipo al que pertenece La Sátira de los Oficios, que subraya los aspectos negativos de todas las posibles ocupaciones en contraste con la vida fácil del escriba.

6. Textos narrativos de ficción, género muy desarrollado en este período. Entre la narrativa que es compuesta durante el Imperio Medio destacan: Aventuras de Sinuhé, que cuenta la historia de un oficial de palacio que huyó a Siria a la muerte del faraón Amenemhet I convirtiéndose en un hombre rico e importante; El relato del campesino elocuente, un hombre que hacía ruegos tan floridos para que le devolvieran sus asnos robados que fue encarcelado durante un tiempo para que los funcionarios pudieran disfrutar de sus discursos; Historia del náufrago, que narra un encuentro fabuloso con una serpiente gigantesca en una isla exuberante; El viaje de Unamón (se discute su carácter histórico o ficcional) relata las peripecias del personaje en Siria, adonde es enviado para adquirir madera con la que se elaborará la barca sagrada de Amón.

d) Imperio Nuevo (1600 a 1000 a. C.)

Empieza a utilizarse el papiro, sobre todo en el caso de los textos funerarios o de sarcófago. Destaca El libro de los muertos, una amplia colección de textos funerarios de varias épocas; contiene fórmulas mágicas, himnos y oraciones que, según los antiguos egipcios, guiaban y protegían el alma (Ka) durante su viaje a la región de los muertos (Amenti). Este texto explicaba al alma cómo protegerse de los demonios que intentaban impedirle su ascenso y cómo pasar las pruebas establecidas por 42 jueces en la antesala de Osiris, dios de los muertos; también se incluye Los dos hermanos, que contiene abundantes elementos de magia y encantamientos; al mismo tiempo, se producen importantes himnos a las divinidades.

e) Último período (1000 a 300 a. C.)

Existen ejemplos de las diversas formas literarias egipcias de los siglos siguientes, dentro de la era grecorromana: incluyen nuevas composiciones religiosas, relatos históricos privados y reales, instrucciones. Se producen Las enseñanzas de Anjsesongy, una colección de máximas prácticas, y Las enseñanzas del papiro insinger, que retrata a la persona sabia como moral y piadosa. En esta fase se escribieron también historias sobre las aventuras de varios magos, textos proféticos y mágicos.

En seguida presentamos Canto del arpista, esculpido en la sala de la tumba del rey Antef; establece, primero, el dolor por la pérdida de los muertos que nunca volverán y, después, el gozo de vivir y disfrutar aún.

Canto del arpista

Ninguno de ellos regresa de donde están.

¿Quién puede decirnos su aspecto y su estado,

quién puede describirnos sus moradas,

quién puede dar consuelo a nuestros corazones

sirviéndonos de guía hacia los lugares

para donde partieron?

Consuela tu corazón,

haz que olvide estas cosas;

no te queda nada mejor que seguir

sus deseos mientras estés vivo.

Unge tu cabeza con aromados ungüentos,

ponte vestidos de seda

impregnados de perfumes preciosos,

verdaderas obras de los dioses.

Goza más de cuanto has gozado hasta ahora,

no hagas sufrir tu corazón por falta de placeres.

Piénsalo a nadie le es permitido

llevar consigo sus bienes.

Piénsalo, jamás ninguno de los que partieron

ha podido regresar.

Comentario

Considera que los temas más relevantes de esta composición tienen que ver con el inmenso contraste que existe entre la vida y la muerte. Por eso hay una exhortación del poeta para gozar lo que la vida nos ofrece, debido a que cuando estemos muertos ya no lo podremos hacer. Una dolorosa reflexión cierra el poema cuando se alude a la imposibilidad del regreso después de la muerte.

Actividades

1. Dado que se trata de un texto lírico, localiza las figuras retóricas contenidas en Canto del arpista; después, explica por qué se dice que expresa el dolor por la muerte y el gozo por la vida (de ser necesario, cita partes del texto).

2. Redacta breves comentarios sobre los siguientes temas inspirados en el fragmento anterior:

A. La fugacidad de la vida y los placeres.

B. El reino de la muerte y sus misterios.

C. Lleva a cabo reflexiones personales sobre los dos temas anteriores y compártelas con tus compañeros.

3. Busca en Internet “literatura egipcia” y escoge de la información que encuentres un pasaje —no mayor de una cuartilla— que hable de alguna manifestación de esta literatura que no esté considerada en este libro. Cópialo en tu cuaderno y coteja con tus compañeros que información han encontrado ellos.

Otro ejemplo de literatura egipcia es el siguiente poema:

Himno a Atón

Hermosamente te elevas en el horizonte del Cielo, oh Atón viviente,

Señor de la eternidad.

Resplandeces en oriente, llenas con tu belleza la tierra.

Eres hermoso, grande, brillante; te elevas sobre todos los países.

Tus rayos abarcan la tierra hasta los confines de tu creación.

Eres Ra, que sometes a todos los pueblos a través de tu hijo amado.

Estás por encima de las miradas de los hombres y no se conocen tus venidas.

Cuando reposas en occidente, sobre el horizonte.

La tierra permanece en una sombra, que semeja la de la muerte;

Duérmese bien cubierto en la recámara, sin que un ojo vea a otro ojo.

Podríanse robar sus bienes a los que están dormidos.

Sin que ellos se dieran cuenta, aunque los tenga bajo su cabeza.

El que ha hecho a los seres reposa en su horizonte.

A la aurora resplandece en el horizonte y lo ilumina todo

Durante el día expulsas a la noche, cuando derramas tus rayos.

Los Dos Países se despiertan de fiesta y se ponen en pie los hombres.

Trabaja la tierra entera; todo rebaño se siente contento con su alimento.

Está abierto todo camino, porque tú has aparecido.

Saltan los peces en el río delante de tu faz; tus rayos van hasta el fondo del mar.

¡Cuán numerosas son tus obras, misteriosas a nuestros ojos!

Dios único, a nadie semejante, tú has creado la tierras según tu corazón,

Cuanto estado solo: los hombres, los animales domésticos y los salvajes,

Todo lo que existe sobre la Tierra y camina por tus pies.

Todo lo que está en el cielo y vuela por sus alas...

Tus rayos alimentan los campos; resplandecen y viven.

Has creado las estaciones para mantener vivo todo cuanto has creado.

Has hecho el cielo lejano para allí resplandecer y contemplar lo creado…

Los seres de la tierra fórmanse bajo tu mano tú los has querido.

Tú, sólo tú eres la duración de la vida. Se vive de ti.

Resplandeces y viven, te acuestas y mueren.

Fijos están los ojos en tu hermosura hasta que te pones

Y toda labor termina cuando desapareces por occidente…

Comentario

En el texto anterior prevalecen los elementos religiosos y el lenguaje se caracteriza por ser particularmente hiperbólico. El poeta se siente dominado por la fe en ese dios.

Actividades

1. Nuevamente, localiza las figuras retóricas en el texto anterior. Ahora que lo has leído atentamente, qué divinidad crees que es Atón? ¿A qué elemento pertenece? ¿En qué te basas para suponerlo? (Menciona algunas citas).

2. Busca en el diccionario el significado de los términos: panegírico, exaltación, laudatoria, hipérbole.

3. Redacta un canto de amor a un ideal que tú poseas, a una causa, a algo que haga que la vida sea más hermosa para ti.

Comentario

De manera general, las características de la literatura egipcia son:

a) Reflejan la profunda religiosidad de los egipcios, particularmente con la invocación o alusión a los dioses.

b) El tema de la vida y la muerte es recurrente.

c) Tienen gran importancia la idea de divinidad y la noción del Más Allá.

d) En prácticamente todos los textos literarios

(independientemente de la temática central o características peculiares) suele estar presente lo sagrado.

Literatura mesopotámica

La región mesopotámica (hoy Irak y Siria) era una de las mejor comunicadas de su época, gracias a la cercanía de los ríos Tigris y Éufrates; ello había impulsado a los sumerios a dedicarse al comercio, de ahí la importancia que poseían como civilización. Prácticamente los vestigios más antiguos de la escritura primaria (cuneiforme) fueron encontrados en esa zona, que data alrededor de 3000 años a. C., plasmada en tablillas de barro. De hecho, el código legal (social y administrativo) más antiguo conocido por el hombre es el emitido por Hammurabi, encontrado en ese lugar.

Pero no solamente ese código se constituye como una de las más arcaicas pruebas de la expresión escrita, sino que se le añade un limitado número de textos literarios, que básicamente giran en torno a la creación del hombre por una divinidad poderosa; en esta concepción aparecen elementos que habrían de rescatarse posteriormente por otras culturas para explicar el origen el mundo y el hombre. Los textos mencionados se encontraron en las ruinas de una biblioteca en Nínive, en el palacio de Asurbanipal. (1990:3).

Destacan aquí tres obras: Poema de la creación, Poema de Ishtar  y Epopeya de Gilgamesh. Probablemente más antiguos que estos textos son los proverbios (literatura didáctica, con alrededor de 4000 años de antigüedad). Veamos algunos ejemplos:

«Si muere un hombre pobre, no trates de volverlo a la vida. Cuando tiene pan, le falta la sal. Cuando tiene sal, le falta el pan. Cuando tiene carne, le falta el condimento. Cuando tiene condimento, le falta la carne» […]

«En boca abierta, entran moscas» […]

«Quien tiene mucho dinero puede ser feliz. Quien tiene mucho grano puede estar contento. Pero quien nada tiene puede dormir». (Cfr. 2005).

Comentario

Seguramente has reconocido algunas ideas contemporáneas en estos proverbios, ello obedece a que “«los seres humanos tenemos un universo común, independientemente de la época», dice Juan-Luis Montero Fenollós, el único español que trabaja sobre el terreno en la antigua Mesopotamia.” (Cfr. 2005).

Actividades

1. Lee nuevamente los proverbios arriba citados; relaciona cada uno de ellos con un refrán moderno.

2. Investiga en Internet sobre la literatura mesopotámica.

El Poema de la creación

El Poema de la creación se compone de siete tablillas que datan del siglo VII a. C., si bien se considera que es una nueva versión de textos más antiguos, desaparecidos. Aquí el elemento principal es el agua: de la mezcla del agua salada (Tiamat) y la dulce (Apsu) se originan los demás seres, incluyendo a los dioses; el personaje principal es Marduk, que con la ayuda de los vientos vence a Tiamat y organiza el Universo; después de la victoria, forma la tierra con barro y cañas[1]; luego  amasa con su sangre el cuerpo del primer hombre, hecho a su imagen. (1965: 62-63). Presentamos en seguida un fragmento del Poema de la creación (tablilla IV), en el que se expresa la derrota de Tiamat:

Marchan al combate, se aproximan para la batalla.

El Señor tendió su red y la aprisionó en sus mallas,

soltó el viento malo que se encontraba a su espalda,

y ella, Tiamat, abrió la boca, la abrió tan ampliamente como le

[fue posible.

Entonces, el Señor hizo penetrar el viento malo de forma que no pudiera cerrar los labios:

Los terribles vientos llenaban su vientre.

Sobre cogióse su corazón. Su grande boca seguía abierta;

lanzó él una flecha, que penetró su vientre;

rasgó luego su interior, hendió su corazón,

redújola a la impotencia, y aniquiló su vida.

Dejó que su cadáver se desplomara, y se irguió sobre él. (1965:

64-65).

Comentario

Esta composición se trata de un poema épico, caracterizado por narrar las hazañas de grandes personajes; contiene detenidas descripciones; el protagonista es un ser idealizado en extremo que se enfrenta al antagonista; ocasionalmente intervienen elementos sobrenaturales o religiosos. Se propone destacar sentimientos colectivos, patrióticos y religiosos.

La epopeya de Gilgamesh

Igualmente es un poema épico La epopeya de Gilgamesh, el texto literario emblemático de la literatura mesopotámica; se trata de doce tablillas que refieren la historia del legendario rey de Uruk, Gilgamesh, que emprende la búsqueda de la inmortalidad; incluye una narración del diluvio, del que sobreviven Utnapishtim y su familia gracias a un arca (como ocurrirá con el Noé bíblico). En este poema se distinguen dos etapas:

Primera etapa

1. Gilgamesh se presenta como el tirano de Uruk.

2. Los dioses envían a Enkidu para que se enfrente a Gilgamesh.

3. Enkidu, creado de arcilla y con apariencia casi animal, se vuelve humano, aunque es salvaje en su comportamiento.

4. Enkidu y Gilgamesh se enfrentan; de ahí nace una amistad.

5. Ambos héroes asumen la misión de acabar con el mal.

6. La diosa Ishtar trata de seducir a Gilgamesh, pero éste la rechaza.

7. Enfermedad y muerte de Enkidu.

Segunda etapa

1. Gilgamesh inicia una travesía en busca de la inmortalidad.

2. Encuentro de Gilgamesh con  Utnapishtim, superviviente del diluvio.

3. Gilgamesh encuentra la inmortalidad, pero luego la pierde.

4. Gilgamesh vuelve a Uruk y acepta su mortalidad; asume que la eternidad es sólo para dioses.

Comentario

La primera parte de la epopeya (centrada en el dúo Gilgamesh-Enkidu) gira en torno al contraste y la lucha permanente entre el bien y el mal, mientras que la segunda (con el protagonismo casi único de Gilgamesh) se centra en la búsqueda de la inmortalidad y del sentido de la vida humana. (José María González, 2005).

Presentamos un fragmento de esta obra.

Gilgamesh huye del palacio ante

la muerte de Enkidu; la gente que

lo ve lo interroga.

¿Por qué tu fuerza ha quedado en nada? ¿Por qué vas con la cara

[baja?

Tu corazón está enfermo, tus facciones son cadavéricas,

Y la melancolía te come las entrañas;

Luto y tristeza consumen tu rostro.[…]

¿Por qué no he de huir a través del campo?

Mi amigo Enkidu, mi hermano, pantera del desierto,

Mi amigo que mató leones conmigo,

Mi amigo que afrontó peligros conmigo,

Su destino lo tomó para sí;

Seis días y seis noches lo lloré,

Después, la muerte me dio miedo y huí a través del campo.

Mi amigo querido no se distingue ya del fango.

¿También yo me acostaré como él, para no levantarme más? (1965: 90).

Actividades

1. Revisa las figuras literarias expuestas anteriormente; señala en el fragmento previo las que localices (por lo menos cinco).

2. Lectura complementaria. Lee por lo menos tres pasajes del poema de Gilgamesh. Te sugiero los siguientes: Primera parte del poema; (1995: 43-46). Enkidu y la hieródula; (1995: 54-59). Gilgamesh y la diosa Isthar. (1995: 98-104).

3. Redacta sobre el tema: El amor de pareja y el amor fraternal en el poema de Gilgamesh.

Comentario

Si bien los textos literarios mesopotámicos que han llegado a nuestros días son escasos, es posible establecer características generales:

a) Los textos literarios se dividen en dos: épicos y didácticos.

b) Los textos épicos contienen la cosmovisión mesopotámica.

c) En estos textos se hace referencia a los orígenes del universo, del mundo y del hombre.

d) Existe una estrecha relación entre los hombres y los dioses.

e) Se presentan elementos maravillosos o sobrenaturales (generalmente provocados por las divinidades).

f) El tema recurrente es la lucha entre el bien y el mal.

Literatura hebrea. La Biblia.

Pueblo hebreo

El pueblo hebreo, a pesar de que no contó con gran densidad poblacional, ni con consolidados territorios durante mucho tiempo, sí posee una historia muy agitada, quizá más que otros. La literatura hebrea se desarrolló básicamente en Palestina, pero debido a la dinámica de los hebreos no puede circunscribirse únicamente a este territorio, sobre todo si se considera que este pueblo se mantuvo errante durante mucho tiempo.

La literatura hebrea gira en torno a la Biblia; este término proviene del griego biblión (colección de libros). La Biblia contiene los orígenes de tres de las principales religiones del mundo: judaísmo, cristianismo e islamismo. Se compone de 72 libros, agrupados en dos partes: el Antiguo y el Nuevo Testamento.

El Antiguo Testamento agrupa los libros previos a la llegada de Jesucristo; contiene la historia del pueblo hebreo y su alianza con Yahvé mediante la intercesión del patriarca Abraham. La mayoría de los 45 libros que componen el A. T. fueron escritos en hebreo (entre los siglos XV y II a. C.), y se clasifican en:

a) Históricos. Se incluye el Pentateuco (los primeros cinco libros: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), concebido como la ley (Tora) para los judíos. Agrupa también Josué, Jueces, Rut, Reyes (cuatro libros), Paralipómenos (dos libros), Esdras, Nehemías, Tobías, Judith, Ester y Macabeos (dos libros). De modo general, incluyen la relación de los hechos vividos por los hebreos (incluyendo la creación del mundo y el hombre), así como sus genealogías y leyes.

b) Proféticos. Dada la estrecha vinculación entre el pueblo hebreo y las nociones religiosas encarnadas en la espera del Mesías, resultó indispensable la existencia de los profetas, cuya misión era precisamente preparar y anunciar al pueblo la llegada de El Salvador; es una suerte de mediador entre Dios y los hombres. Suele dividirse a los profetas en dos categorías, en función de la extensión de sus vaticinios: mayores y menores. Los mayores son Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel; los menores son Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías. De ellos es la autoría de los 17 libros proféticos del A. T.

c) Poéticos y sapienciales. Hasta ahora no ha podido comprenderse por completo la naturaleza del verso hebreo; sin embargo, existen ciertos libros cuya forma se acerca más a lo poético que otros: Salmos, Cantar de los cantares, Job, Proverbios, Eclesiastés, Sabiduría y Eclesiástico. Tanto Job como Cantar de los cantares son considerados poemas dramáticos, cuya forma literaria posee un valor artístico importante. Sin embargo, Salmos es el libro que constituye la más alta expresión de la poesía religiosa. Proverbios, Eclesiastés, Sabiduría y Eclesiástico son los libros sapienciales, con tintes didácticos y filosófico-morales.

El Nuevo Testamento alude a la nueva alianza llevada a cabo entre Yavé y los hombres directamente mediante el sacrificio de su Hijo Jesús. Se integra por 27 libros, que arrancan con la llegada de Cristo (de ahí que sean los primeros textos cristianos); fueron escritos en griego, excepto el Evangelio de Mateo (su primera versión fue en arameo); se agrupan en históricos, didácticos y uno profético.

a) Históricos. Incluye los cuatro Evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) y Hechos de los apóstoles.

b) Didácticos. Agrupa 21 epístolas: dos de Pedro, tres de Juan, una de Santiago, una de Judas y catorce de Pablo; su función era propagar el cristianismo; comparten una estructura similar: saludo inicial, introducción a modo de alabanza o acción de gracias, exposición doctrinal, exhortación y saludos o recomendaciones particulares. (1961: 7-30).

c) Profético. Es Apocalipsis (o Revelaciones) del apóstol Juan; con forma literaria inspirada en el A.T., contiene numerosas alegorías que aluden a la segunda venida del Mesías, esta vez, para el fin de los tiempos, de ahí que ahora el término apocalíptico aluda a un género profético desligado del presente pero que hace referencia al futuro.

Incluimos a continuación dos textos; uno del Antiguo Testamento y otro del Nuevo Testamento,

Antiguo Testamento.

Libro de Rut (fragmento).

 

En los tiempos en que gobernaban los Jueces en Israel, hubo una gran hambruna en el país. Debido a eso, un hombre de Belén de Judá se trasladó a los campos de Moab con su mujer y sus dos hijos. El hombre se llamaba Elimelec; su esposa Noemí, y sus hijos, Majalón y Guilyón.

Al poco tiempo falleció Elimelec, y Noemí quedó sola con sus dos hijos. Ambos tomaron por esposas a mujeres moabitas: una se llamaba Orfa y la otra Rut. Al cabo de diez años murieron también los dos hombres y Noemí quedó desesperada, sin esposo y sin hijos.

Entonces decidió salir de Moab en compañía de sus nueras, pues había oído decir que Yavé se había acordado de su pueblo y les había dado de comer. Cuando estaban de regreso a Judá, Noemí dijo a sus nueras: “Creo que es mejor que ustedes se vayan a sus casa”. Que el Señor les recompense todo lo bueno que han hecho con mis hijos y conmigo y les permita que encuentren cada una a un esposo con quien puedan vivir en paz”. Y en seguida les dio un abrazo. Pero ellas, llorando, le respondieron: “No nos iremos, sino que seguiremos contigo”. (1995: 1057-1061).

Comentario

Hubo hambre, y algunas versiones particularizan en aquella tierra. Así se entiende más fácilmente que fue un fenómeno parcial, del cual los hombres pudieron librarse huyendo a lugares vecinos.

Las calamidades públicas eran asociadas siempre, en Israel, a la idea del castigo de Yahvé por los pecados de su pueblo.

El hambre es la causa que, al provocar la salida de Elimelec, de Judá, origina toda la serie de acontecimientos que dan tema al libro. El autor la señala sobriamente, sin énfasis, dándole importancia de movimiento inicial, pero guardando la valoración mayor para los hechos que ella desencadena. (1958: 47).

El fragmento trascripto alude en su parte final a que las dos nueras le dicen a Noemí que irán con ella. Inmediatamente podrá comprobarse que sólo una de ellas —Rut— la acompaña; la otra, egoístamente regresa a la tierra de sus padres.

Actividades

1. Lectura complementaria. Lee en una Biblia el libro de Rut. Analiza por escrito las características de Noemí, Rut y Orfa.

2. Lectura complementaria. Lee también otro libro del Antiguo Testamento y redacta en una cuartilla un resumen de él.

Nuevo Testamento.

Las bienaventuranzas.

 

5. Jesús, al ver toda aquella muchedumbre, subió al monte. Se sentó y sus discípulos se reunieron a su alrededor. Entonces comenzó a hablar y les enseñaba diciendo:

-          Bienaventurados los que tienen el espíritu del pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

-          Bienaventurados los que lloran, porque recibirán consuelo.

-          Bienaventurados los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.

-          Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.

-          Bienaventurados los compasivos, porque obtendrán misericordia.

-          Bienaventurados los de corazón limpio, porque verán a Dios.

-          Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios.

-          Bienaventurados los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

-          Bienaventurados ustedes, cuando por causa mí los insulten, los persigan y les levanten toda clase de calumnias, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo. Pues bien saben que así persiguieron a los profetas que vinieron antes de ustedes. (1995, Mateo: 15-16).

Comentario

Las bienaventuranzas corresponden a uno de los tantos discursos pronunciados por Jesús ante sus discípulos. En el marco del Nuevo Testamento es un texto muy importante, porque se retoma el tema de la ley instituida por Yavé, y Cristo da una nueva interpretación de esta misma ley en donde la importancia de los pobres y de los sometidos por causa de la justicia destaca.

Actividades

1. Lectura complementaria. Lee en la Biblia por lo menos cuatro parábolas; las encontrarás en el Nuevo Testamento, en cualquiera de los evangelios. Te recordamos algunos títulos de estos relatos llamados parábolas que aparecen en el evangelio según San Mateo: Parábola del sembrador, el trigo y la mala hierba, el grano de mostaza, los trabajadores de la viña, la de los dos hijos, Analiza por lo menos dos de ellas por escrito.

2. Lectura complementaria. Lee otro libro del Nuevo Testamento y escribe una cuartilla sobre el tema que en él se enfoca.

Características de la literatura hebrea

De modo general, las características de la literatura hebrea son:

a) Profunda asociación del hombre con Dios.

b) Temática extensa (abarca no sólo lo religioso, sino lo histórico, lo político, lo moral, lo filosófico, lo económico, lo jurídico, etcétera).

c) Uso persistente de figuras literarias (particularmente alegorías, repeticiones, metáforas, etcétera) y parábolas.

d) Profusas descripciones, especialmente cuando se trata de ejemplificar un castigo o una recompensa (en el primer caso, el dramatismo es exacerbado).

e) Presencia escasa de diálogos; cuando los hay, son simples y directos.

f) Incidencia de elementos sobrenaturales (realizados por Dios) en hechos terrenos.

g). Periodicidad del texto que consiste en la división métrica de lo escrito en períodos, frases o cláusulas, no siempre de igual extensión, y que a su vez se subdividen en miembros o líneas poéticas, es decir, los incisos en que se divide la frase.

h) El paralelismo es el procedimiento literario que más resalta en la poesía bíblica. Consiste en la correspondencia esencial que, en cuanto a las ideas, mantienen entre sí los miembros que integran un período sintáctico. Por ejemplo:

“Líbrame de mis enemigos, ¡Dios mío!

Defiéndeme de los que se alzan contra mí.

Líbrame de los que obran la iniquidad,

Sálvame de los hombres sanguinarios.” (1995: 1245). He aquí un ejemplo de paralelismo sinonímico, es decir, las ideas que se enlistan además de estar ordenadas en forma paralela son sinónimas. Existe también el paralelismo antitético cuando las nociones trabajadas son opuestas, y sintético en donde se establece una relación o correspondencia más amplia que la de semejanza u oposición.

i). Elocución poética. La poesía hebrea se distingue de la prosa por una elocución que le es propia: pomposa, vivaz, hiperbólica en las expresiones, rebuscada y cuidadosamente trabajada en sus giros.

j).      El estilo se divide en sentencioso, figurado y sublime

         Sentencioso: Tiene un carácter didáctico y se recurre a preceptos graves, concisos y rápidos que quitan toda lentitud al discurso.

         Figurado: Emplean numerosas imágenes poéticas o figuras retóricas que dan mayor belleza a la expresión de las ideas.

         Sublime: Los poetas hebreos cantan la inmensidad, la magnificencia, el poder y la sabiduría infinita de Yavé; y aunque el poeta utilice a veces imágenes muy comunes alcanza lo sublime en las ideas.

La trascendencia de la literatura hebrea no se limita a la influencia religiosa que implica; numerosos tópicos bíblicos han sido tema de otras obras literarias e, incluso, de muchas otras obras de arte.

LO QUE HAS APRENDIDO

1. En un mapa, señala con verde la región mesopotámica, con rojo la región egipcia y con amarillo el pueblo hebreo, en los momentos históricos que aquí han sido referidos.

2. Elabora un mapa conceptual en el que expreses las características de la literatura mesopotámica.

3. Realiza un cuadro sinóptico relativo a la literatura egipcia; deberá incluir por lo menos períodos y obras literarias, así como cualquier otro elemento que consideres necesario.

4. Desarrolla un esquema en el que expreses la conformación de la Biblia.

LITERATURA DEL PUEBLO ÁRABE

RECUERDA LO QUE SABES

¿Qué es el Islam?

¿Conoces algo sobre el Corán?

¿Qué región actual es considerada árabe?

Comentario

Así como la literatura hebrea tiene como figura central la Biblia, puede decirse que la literatura árabe comienza con el Corán (que significa “lectura” o “proclamación”), que reúne la predicación de Mahoma y preceptos del Islam; es el texto sagrado de los musulmanes; consta de ciento catorce capítulos.

De este texto sagrado se distingue la poesía, distribuida en dos vertientes: en una predominan los temas amorosos, con un tono generalmente ligero y desenvuelto, incluso desvergonzado; en la otra vertiente se cuidan más, tanto la forma como los temas.

Quizá el género en que más sobresalieron los árabes es en el narrativo; son abundantes los relatos breves, en ocasiones con intención moralizadora; los cuentos suelen estar relacionados con los relatos de otras culturas. La obra característica de esta época es la Manama, serie de cuentos cortos sobre un mismo protagonista; sin embargo, Las mil y una noches es el texto más conocido de este pueblo; está conformado por diversos relatos procedentes de la India, Persia, y otros países islámicos, enmarcados en una historia mayor (la de Scherezada y el rey). La trascendencia de esta obra árabe persiste hasta nuestros días, no sólo por su difusión, sino porque los relatos son conocidos individualmente, convirtiéndose muchos de ellos en clásicos infantiles.

Veamos un texto:

Las mil y una noches (fragmento 1).

Estos actos de barbarie sembraron la consternación en todo el reino y, en vez de las alabanzas y bendiciones que hasta entonces habían tributado al sultán, todos los vasallos le maldecían y le deseaban la muerte. El gran visir que, contra su voluntad, era ministro de esa cruel injusticia, tenía dos hijas. La mayor se llamaba Scherezada y Diznarda la más joven. Ésta, no menos bella que su hermana, no poseía, sin embargo, el valor superior a su sexo y el ingenio y la perspicacia de que aquélla estaba dotada. Scherezada había leído mucho y poseía una memoria prodigiosa. Había estudiado filosofía, medicina, historia y bellas artes y componía versos mucho mejor que los más célebres poetas de su tiempo. Además, su belleza era perfecta y su corazón sólo albergaba los sentimientos más nobles y generosos. El visir amaba entrañablemente a esta hija, que era, en verdad, digna de su amor.

Un día en que ambos se hallaban reunidos, Scherezada dijo al visir:

    Padre mío, quiero pediros una gracia.

    Que yo te concederé gustosísimo, si, como espero, es razonable.

    He ideado un plan —repuso la joven— para poner coto a las barbaridades que comete el sultán con las hijas de familia.

    Digna de alabanza es tu intención —contestó el visir—, pero me parece que no tiene cura lo que tú piensas reparar.

    Padre mío – replicó Scherezada-, puesto que sois vos el que cada noche habéis de procurar una nueva esposa al sultán, os ruego que le propongáis que me conceda ese honor.

    ¡Ah! —exclamó el visir, aterrado—, ¿has perdido el juicio, hija mía? ¿Cómo te atreves a hacerme semejante juego? ¿Sabes a lo que te expone tu indiscreto celo?

    Sí, padre mío  —contestó Scherezada—, sé a qué peligro me expongo. Si perezco, mi muerte será gloriosa, pero si logro llevar a cabo mi empresa, hará a mi patria un servicio inmenso.

    No, no —replicó el visir—. Es inútil que insistas, pues no puedo acceder a lo que me pides.

    Concedédmelo, padre mío, será la última gracia que os pida.

    Tu obstinación —repuso el visir— hará que me enoje. ¿Por qué te empeñas en ir al encuentro de una muerte segura? El que no prevé el fin de una empresa peligrosa, no puede realizarla como es debido. Cuidado no te suceda lo que, al asno, que estaba bien y no supo contentarse con su suerte. (2003: 13).

Comentario

En el ágil relato que acabas de leer el narrador presenta a dos jóvenes mujeres, hijas del visir; una de ellas le pide que le permita ser la esposa siguiente del sultán, porque ella ha ideado la forma de vencer los temores del poderoso rey. El sultán había decidido casarse cada noche con una nueva doncella a quien irremediablemente asesinaba al amanecer del nuevo día; lo hacía para vengarse de una mujer que lo había traicionado. Scherezada se encargará de contarle historias interminables y atractivas hasta el extremo de captar la atención del monarca y conseguir de él —después de mucho tiempo— su perdón y el matrimonio definitivo.

Veamos también un ejemplo de esos relatos:

Historia de Simbad, el marino

En el reinado del mismo califa de quien acabo de hablar –dijo Scherezada- vivía en Bagdad un pobre mandadero que se llamaba Himbad. Fatigado un día de gran calor con el peso de su carga, se paró en una calle estrecha donde reinaba un fresco agradable y perfumado que convidaba a tomar algunos momentos de descanso. Se sentó junto a un gran edificio, en el que se celebraba sin duda algún festín, a juzgar por los instrumentos músicos que se oían en unión de ese ruido especial que produce siempre la alegría de los convidados. Quiso el buen mandadero averiguar lo que hubiese, y dirigiéndose a uno de los criados que estaban en el pórtico le preguntó el nombre del dueño de la casa:

    ¿Es posible —exclamó el criado— que vos, vecino de Bagdad, ignoréis que vive en este palacio el célebre Simbad el marino, ese famoso viajero que ha recorrido todos los mares que alumbra el sol?

El mandadero había oído, en efecto, hablar de la opulencia del señor Simbad, y no pudo prescindir de comparar las riquezas y el bienestar de éste con la miseria a que él se veía reducido y los afanes que le costaba el mantener a su numerosa familia. Nuestro hombre, entregado a un acceso de desesperación, vio salir del palacio a un criado que le dijo:

    Seguidme. Mi amo, el señor Simbad, quiere hablaros al momento. —Y condujo al asombrado Himbad a una gran sala donde estaban varias personas alrededor de la mesa del banquete, compuesto de exquisitos manjares.

Veíase en el sitio de honor a un hombre grave, de aspecto respetable y de larga barba blanca. Era Simbad el marino, que, al notar la turbación natural del mandadero, se acercó a él, le sirvió de comer y de beber con el mayor agrado, tratándole de hermano, según la costumbre de los árabes. Concluida la comida, dijo Simbad al mandadero que había escuchado sus exclamaciones desde la ventana, y que iba a sacarle del error en que se encontraba, al creer, sin duda, que había adquirido sus riquezas sin trabajos ni penalidades de ninguna especie.

    Sí, señores —continuó Simbad dirigiéndose a los convidados, después que el pobre mandadero murmurase algunas palabras de excusa—, he sufrido mucho durante una larga serie de años, y los peligros de mis aventuras en los siete viajes que he hecho exceden a cuanto pueda concebir la imaginación. Voy a relataros mi historia para que sirva de

recreo y de enseñanza al hermano Himbad, que hace poco se

lamentaba de su triste suerte. (2003: 100-101).

Actividades

1. Vocabulario: busca en el diccionario el significado de veinte palabras que escojas de los fragmentos anteriores. Recuerda que el uso de los vocablos depende del contexto en que se emplea.

2. Extrae la idea principal de cada uno de los textos anteriores y dos ideas secundarias de éstos.

3. Lectura complementaria. Lee con atención en Las mil y una noches el relato de por lo menos cuatro de los siete viajes que lleva a cabo Simbad, el marino.

4. Redacta un resumen en una cuartilla de uno de esos viajes.

5. Comenta por escrito uno de esos viajes observando en él los personajes que participan y los elementos fantasiosos a los cuales el narrador recurre.

Características de la literatura árabe

La literatura árabe se caracteriza por:

a) Tres formas literarias: la sagrada, la narración y la poesía.

b) En la narración sobresalen los cuentos o relatos breves.

c) En estos relatos, existe un lenguaje ceremonioso que refiere las costumbres de la época.

d) La intervención de seres fantásticos (como genios o hechiceros) es recurrente.

e) La temática suele versar sobre la debilidad humana y el castigo que ello amerita.

f) Con frecuencia está presente la divinidad, por lo menos en la invocación de algún personaje.

LO QUE HAS APRENDIDO

1. Explica cómo está estructurado el texto Las mil y una noches; utiliza dibujos.

2. Elabora un mapa conceptual en el que plasmes algunas características de la literatura árabe.

LITERATURA HINDÚ

RECUERDA LO QUE SABES

¿En qué región se ubica la India?

¿Qué idea tienes sobre este territorio?

Panorama cultural

La India está constituida por tres grandes partes: al norte, la región montañosa del Himalaya (con clima frío); en el centro, el valle del Ganges y la meseta de Decán, y al sur la llanura (clima cálido, menos en el desierto); es una región fértil gracias a los ríos Indo, Ganges y Brahmaputra. Igual a la diversidad de zonas es la variedad de fauna; incluye tigres, leones, leopardos, chitas, chacales, hienas, rinocerontes, ciervos, monos, elefantes, bueyes, búfalos, toros cebúes, camellos, aves exóticas y distintos reptiles.

La India es una zona que se distingue por la enorme densidad poblacional; ello provoca importantes problemas de salud y estabilidad económica; además, propicia la existencia de una gran variedad de lenguas —cuyo origen proviene de la diversidad de civilizaciones que originalmente integraron esta pueblo–, las cuales han condicionado la configuración territorial de la India.

La India se ha regido por un importante e inflexible sistema de castas; si bien éstas resultan numerosas, las principales son:

1. Kshatriyas: guerreros.

2. Brahmanes: sacerdotes.

3. Bisyas: comerciantes y agricultores.

4. Sudras: sirvientes.

5. Intocables: desposeídos, cuyo contacto estaba prohibido para las otras castas.

La mezcla entre castas resulta prácticamente imposible; cada una de ellas cuenta con prerrogativas y funciones propias, que no pueden ser intercambiadas.

Actividades

1. En un mapa, marca el contorno de la India con color rojo; señala con gris la parte norte (acota también la cadena del Himalaya), con amarillo la región media y con verde las llanuras del sur; indica con líneas azules la localización de los ríos Indo, Ganges y Brahmaputra.

2. Investiga en Internet qué idiomas han predominado en la India, así como la región a la que pertenecen.

3. Busca en Internet otras características culturales de la India.

Literatura

Las más antiguas manifestaciones escritas en alguna lengua de la India son las compuestas en sánscrita; si bien existieron textos en otras lenguas, éstos no se pusieron por escrito sino hasta nuestra era.

En la literatura sánscrita se establecen dos períodos:

a) Período védico (1500-200 a. C.)

Predomina el contenido religioso; aglutina algunas de las obras que sientan las bases del hinduismo, entre las que destacan los Libros védicos, formado por cuatro libros de sentencias e himnos religiosos compuestos a lo largo de varios siglos: el Sama-Veda o Veda de las melodías (destinadas a ser cantadas), el Rig-Veda (de donde se toman las estrofas del libro predio), el Yajur-Veda o Veda de las fórmulas de los sacrificios (con dos versiones: texto “blanco”, que contiene las fórmulas, y texto “negro”, que incluye fórmulas y los respectivos comentarios en prosa), y el Atharva Veda, que incluye textos heterogéneos, con el predominio de plegarias mágicas.

Alrededor de estos libros surgen otras obras que se encargan de interpretarlos o explicarlos; por ejemplo los Brahmanas contienen descripciones de ritos, explicaciones lingüísticas, desarrollo de la tradición y especulaciones filosóficas; los Upanishads contienen la filosofía hindú.

b) Período sánscrito clásico (200 a. C. a 1100 d. C.)

Las obras de este período, en contraste al védico, son de contenido esencialmente profano y pueden agruparse en tres géneros principales:

1. La epopeya. A este género pertenecen dos de los principales textos de la literatura sánscrita: Mahabharata (poema narrativo compuesto en torno al 300 a. C., cuya autoría se atribuye a Vasa; relata la lucha entre dos ramas —príncipes— de una misma familia por el control de un reino) y Ramayana (poema que comenzó a componerse, probablemente, durante el siglo III a. C.; atribuido a Valmiki, narra las peripecias del príncipe Rama y su familia).

2. El cuento. Abundan colecciones de relatos de temática y estructura variada; algunos adoptan forma de fábula, otros de cuentos de hadas y otros tienen un tono más realista, pero todas las colecciones cuentan con un hilo conductor que unifica las distintas historias; la más influyente de estas colecciones es el Panchatantra (setenta fábulas ordenadas en torno a cinco temas: la separación de los amigos, la forma de entablar amistades, la batalla entre cuervos y búhos, la pérdida de lo que se ha ido adquiriendo y los actos realizados sin reflexionar; el hilo conductor es la educación de un joven príncipe).

A continuación presentamos un fragmento de Mahabarata:

Episodio de Nala y Damayanti

Hubo entre los Nishadenos un rey vigoroso, Nala, hijo de Virasena. Era gallardo, reunía las cualidades que más se desean, y era hábil para manejar caballos: era un héroe piadoso que sabía el Veda; era verídico, fuerte, y mandaba un numeroso ejército; era simpático para los hombres y para las mujeres; era generoso; como valiente guerrero, manejaba perfectamente el arco y parecía que era el mismo Manú,[2] hecho visible en la Tierra; pero… era aficionado al juego de dados.

En la misma época, Bima, rey de Vidharba, tuvo tres hijos, jóvenes príncipes generosos hasta el exceso, y una hija, Damayanti, de talle gentil.

Ataviada con todas sus galas, Damayanti brillaba en medio de sus compañeras, colocados por centenares en grado inferior al de aquélla. Esta virgen de ojos grandes estaba dotada de una belleza superior, y en ninguna parte se veían parecidas formas, ni entre los Yaksas, ni entre los dioses.

Esta joven llenaba de amor al alma y era bella aun para los dioses.

Se complacían en elogiar a Nala delante de ella, y en ensalzar a Damayanti en presencia de Nala. Esas continuas alabanzas de las cualidades de uno y de otra, despertaron el amor entre los dos.

Nala no pudo vencer ese amor que había brotado en su corazón, y fue secretamente a sentarse en un bosque cerca del gineceo. Vio allí cisnes paseándose en el bosque. Cogió uno, el cual le dirigió la palabra en estos términos: «Si respetas mi vida, haré algo que te será muy agradable: hablaré de ti tan bien en presencia de Damayanti, que ella no querrá nunca a ningún otro hombre más que a ti.»

El príncipe soltó el ave. Los cisnes volaron y fueron a caer cerca de Damayanti.

Damayanti, rodeada de sus amigas, admiró aquellos huéspedes del aire de maravillosa belleza, y trató de coger uno.

Los cisnes se posaron en todas partes en los jardines del serrallo, y las jóvenes corrieron acá y allá tras los plumíferos.

El ave que perseguía Damayanti se detuvo ante ella y, adquiriendo voz humana, le habló en este lenguaje: «Damayanti, entre los Nishadenos hay un rey llamado Nala, que iguala en belleza a los Asuenes y que no tiene igual entre los hombres.

»Si tú llegaras a ser su esposa, tu juventud y tu belleza no quedarían sin fruto, virgen de esbelto talle. Eres la perla de las mujeres, Nala es el más bello de los hombres. Vuestra alianza sería proporcionada y feliz.»

Damayanti respondió entonces: «Habla a Nala de igual modo que a mí». El cisne voló, volvió a donde estaban los Nishadenos y reveló todo a Nala. (1981: 76-79).

 

Comentario

El anterior es sólo un fragmento de Mahabharata; sin embargo, contiene elementos que resultan recurrentes en todo el texto y, de hecho, en gran parte de la literatura hindú:

a) Epítetos, es decir, expresiones o palabras que califican a un sujeto.

b) Intervención de la divinidad en los asuntos humanos.

c) Religiosidad; la invocación a los dioses es un elemento recurrente.

d) Persistencia de mitos, en otras palabras, figuras heroicas con cualidades prácticamente sobrenaturales.

e) Personificación de la naturaleza.

f) Principios morales que pretenden transmitirse al lector, es decir, condena a las conductas negativas y ensalzamiento de conductas positivas.

Actividad

1. Localiza en el texto previo por lo menos un ejemplo de cada característica.

2. En el edición citada del Mahabharata o en Internet ubica otra historia contada en este libro y coméntala en una cuartilla.

LA ACCIÓN ÉPICA EN EL MAHABHARATA POR HYALMAR BLIXEN

Este inmenso poema épico de la India, fabulosa antología de gestas, relatos alegóricos morales, leyendas, aventuras y descripciones tiene una acción llena de peripecias que deleitaron a generaciones de aquel pueblo milenario. El poema se formó -lo vimos en el artículo anterior, aparecido en este Suplemento- por yuxtaposición de relatos y desarrollos ético religiosos agregados por los brahmanes a un fondo épico primitivo, más rudo y violento y determinable hoy, aunque con cierta aproximación, ya que el material poético está muy mezclado. Si dejamos de lado toda la inmensa masa de cantares interpolados, nos queda un simple relato de aventuras, en el que dos ramas de una misma familia luchan por la posesión de un reino del norte de la India. Dos príncipes, hermanos entre sí, reinaron en Hastinapura. Primero gobernó el menor, llamado Pandú ("el pálido") ya que su hermano mayor, Dhritarastra, era ciego de nacimiento y según una vieja ley, como señala Vivekananda en un comentario, quedaba apartado de los derechos de sucesión, aquel candidato que tuviera algún defecto físico notable, que no le permitiera ejercer el gobierno con toda energía y dignidad. Dhritarastra tuvo, sin embargo, según la leyenda, cien hijos, que formaron el partido llamado de los kuravas, en homenaja a Kuru, un antepasado de la familia; Pandú tuvo sólo cinco hijos: tres habidos de su esposa principal, Kunti, y que fueron Yudhisthira, lleno de sabiduría y prudencia; Bhima, hombre de gran vigor físico y notable voracidad y Ardjuna, lleno de nobleza y también de destreza en el manejo de las armas, especialmente el arco. De la segunda mujer llamada Madri, le nacieron dos hijos gemelos Nakula y Sahadeva.

El rey Pandú murió prematuramente, por lo que no hubo otra solución que llamar al gobierno del reino a Dhritarastra, a pesar de su ceguera. Entre tanto, los príncipes todos fueron educados por un sacerdote guerrero, Drona, que les enseñó todo lo que en aquella época ruda se suponía en la India que debía saber un chatrya. Pero los cien primos tenían gran envidia de los cinco hijos de Pandú (o pandavas) y trataron de eliminarlos por medio de maquinaciones arteras. Cuando Yudhisthira fue elegido por su tío, Dhritarastra para sucederle en el trono, Duryodhara y Duzzana (los mayores de los cien kuravas) persuadieron a los cinco pandavas a que asistieran a un festival sacro que se celebraba en un lugar llamado Väranavata. De camino los cinco hermanos fueron alojados en una casa hecha de cáñamo, resina, laca, maderas y demás materiales propensos a la combustión. La intención de los kuravas era la de que los cinco primos perecieran en el incendio de esa residencia, que aquellos preparaban. Sin embargo escaparon de la muerte, porque un hermanastro de Dhritarastra, llamado Vidura, hombre de buen corazón, previno a los pandavas del peligro que corrían. Estos se retiraron con la reina Kunti, madre de los tres primeros, a la selva y allí vivieron un tiempo, disfrazados de estudiantes bracmanes y pidiendo limosna. Los pandavas realizaron en la selva grandes hazañas; entre otras, el vigoroso Bhima mató en la selva al raksasa (o demonio) Hidimba, que intentaba devorarlos. También destruyó a otro que exigía día a día, se le entregara un habitante de una ciudad vecina, para devorarlo.

Pero la suerte de los cinco pandavas cambió de pronto a causa de un matrimonio ventajoso. En el cercano reino de Pañcala, el rey Draupada había decidido casar a su hija Draupadi para lo cual organizó un "svayamvara" o torneo para la elección de marido, que era cosa frecuente en la antigua India. La prueba era sumamente difícil: había que atravesar el orificio central de una rueda giratoria con una flecha, la cual debía luego clavarse en el ojo de un pez pintado. Además, no debía apuntarse mirando directamente el blanco, sino, el reflejo que éste hacía en un cubo lleno de agua. Todos los chatryas (casta de los guerreros) que habían venido a competir, fracasaron en su intento, razón por la cual fueron admitidos hombres de otras castas. Eso dió ocasión a Ardjuna, disfrazado de bracman, de probar fortuna, tras la que logró éxito, ya que con las flechas tiraba maravillosamente. Al volver a donde estaba la madre Kunti, le dijeron los hermanos: "¡Madre! ¡Qué limosna maravillosa traemos hoy!"

Ella, sin saber qué cosa habían recibido, contestó:

"Pues disfrutadla, como buenos hermanos, entre todos"

Luego se percató que se trataba de una muchacha, pero ya no se podía retirar la palabra materna; así, Draupadi fue esposa común de los cinco hermanos. Consultado Vyasa, abuelo de los pandavas sobre si era posible este matrimonio, el sabio, al que se le adjudica legendariamente la creación del propio Mahabhárata, respondió que sí. En realidad se trata de un curioso ejemplo de poliandría, el único que aparece en la epopeya; quizás se hayan filtrado al respecto influencias de las culturas del Tibet, donde la poliandría existía y existe aún. Más fuertes ahora los cinco pandavas, tras este matrimonio, exigen a los cien kuravas que les cedan la mitad del reino, cosa a la que al final acceden aquéllos para evitar la guerra civil.

Yudhysthira, los cuatro hermanos y Draupadi obtienen así una reparación: un nuevo reino, cuya capital va a ser Indraprastha (Delhi). Yudhysthira hace entonces grandes conquistas, tras las que decide coronarse rey supremo. Para ello prepara el llamado "Yajnarajasuya" (o sacrificio real); a esa ceremonia suntuosa asisten numerosos príncipes e incluso los kuravas, los que no dejan de sufrir algunas humillaciones, por lo que esperan el momento de tomarse amplio desquite.

Buscaron un ocasión y pronto la hallaron. Según una antigua costumbre de la India, si a un chatrya se le desafiaba a luchar o a competir en algún juego, debía aceptar so pena de deshonrarse. Por eso Shakuni, tío de los kuravas, invitó a Yudhysthira a jugar a los dados, juego por el que este era entusiasta. En el gran salón real es organizada la partida de dados; tiran una y otra vez y siempre vence Shakuni, porque usa dados cargados. Yudhysthira pierde las ciudades de su reino, luego la libertad de sus hermanos y mismo de Draupadi. Un temblor agita toda la sala. Los kuravas mandan traer a la joven reina, a la que tiran de las largas trenzas al grito de "¡esclava, esclava!".

La mirada que Draupadi hecha sobre los desesperados pandavas les hace sufrir más que todas las otras cosas. El gigantesco Bhima, temblando de furor, se dispone a matar a Shakuni. Al fin, el anciano rey ciego Dhritarastra, interviene y logra que Draupadi y los cinco pandavas queden libres, pero con la condición de que se juegue una segunda partida de dados, la que, perdida de nuevo por Yudhysthira, determina que los seis deben pasar doce años desterrados en las selvas, más un décimo tercer año de incógnito al servicio de algún rey.

El tercer libro narra las aventuras de los cinco hermanos en la selva y es rico en episodios y leyendas que se cuentan para distraer de los pandavas de su dolor, algunas dichas por el santo Markandeya. La más célebres son una versión reducida de las hazañas de Rama y Sita, que, desarrolladas dan el célebre poema "El Ramayana"; también el famoso episodio llamado "Nala y Damayanti" (publicado aparte y con ese título en la Editorial Austral). Otras leyendas hermosas son las del origen del río Ganges, el episodio de Cybana y Sukandya, el de los pandavas y Dharma, el del Diluvio Universal, el del nacimiento de Skanda, dios de la guerra, y el más conmovedor de todos: el de Savitri y el de su amado esposo Satyavat. Estas historias tienen siempre un fondo didáctico y moral; enseñan la ética, deleitando, la pintura del amor y de la mujer, especialmente son de mano maestra y bien adecuadas a lo que la India consideraba el ideal de esposa: tierna, abnegada, heroica en la defensa de su amor. Sakúntala, Kunti, Sita, Sukanya, Damayanti, y Savitri son modelos de la virtud femenina, de la delicadeza y de la gracia.

En tanto que estas leyendas cortan continuamente el hilo de la acción, otras veces son aventuras de tipo distinto, acaecidas a alguno de los cinco pandavas, las que detienen el impulso épico central, a fin de contar pequeñas gestas secundarias o aventuras que ocurren a alguno de los hermanos: así, Bhima obtiene la flor celestial y Ardjuna, (amigo y aliado del dios Krishna) consigue armas maravillosas, don de las deidades.

Tras los doce años de destierro, los hermanos y Draupadi pasan el decimotercero en la corte de Virata, rey de Natsya. Yudhisthira se disfraza de bracman, Bhima de cocinero, Ardjuna de eunuco, por lo que es nombrado maestro de música de las princesas. Nakula de caballerizo y Sahadeva de boyero. En cuanto a la hermosa Draupadi durante todo ese año realiza labores de sirvienta.

Después de todos estos sacrificios, los pandavas solicitan la devolución de su reino, pero los cien primos, los kuravas, se niegan a ello; entonces, por amor a la paz, solicitan al menos cinco ciudades para reinar en ellas, cosa que tampoco obtienen. Esta cerrada e injusta negativa trae como consecuencia la guerra. Requieren ambos grupos el auxilio de los distintos rajas, los que acuden en auxilio de uno u otro bando. Así llegamos al libro VI, donde ha sido ubicado un canto, sin duda interpolado también: el célebre Bhagavat Guita, uno de los más profundos libros sapienciales de la India. Se cuenta allí que Ardjuna, al ver que van a combatir entre sí tantos guerreros ilustres de uno y otro bando, siente desfallecer su voluntad de lucha; le parece demasiado horrible la matanza; entonces el dios Krishna le desarrolla uno de los sistemas filosóficos más caros al pensamiento hindú, es un diálogo de trascendencia y hondura poco comunes, en el cual se explica que la muerte es una ilusión, pues el alma, que no puede ser destruida, se reencarna fatalmente, de acuerdo con su karma, en otras envolturas materiales. Nadie de los que está combatiendo ha de morir, agrega Ardjuna; sólo sus cuerpos; el alma se desprende del cuerpo como el ser humano de un vestido y toma otro.

La batalla de Kurunksetra dura dieciocho días; la traición y las añagazas guerreras juegan un papel preponderante y parecen revelar que esta narración bélica constituye uno de los pasajes más arcaicos del Mahabharata; en ciertos momentos casi se diría que el autor de esos fragmentos fuese favorable a los kuravas. En medio de la mortandad de hombres, caballos y elefantes, entre los carros volcados y la sangre que encharca la tierra, entre el chocar de armas se realizan hazañas portentosas. Cosa curiosa: se combate sólo durante el día; al llegar la noche, los adversarios de uno u otro bando van al otro campamento donde dialogan cortésmente. Al fin de esta larga contienda vencen los cinco pandavas.

La narración a veces da paso al poema elegíaco; así, como ejemplo de éste, pueden ser citadas las lamentaciones de Gandhari, esposa del ciego y viejo Dhritarastra.

Dice el poema:

"Allí, en el campo de batalla está Gandhari, reina sin mácula, mujer sin mácula, siempre justa, siempre buena, majestuosa en su pesar profundo. Oscurecida por corrientes de sangre, la roja lisa está cubierta de cráneos hendidos y trenzas empapadas de esparcidos miembros de incontables guerreros... El dilatado aullido de los chacales vibra sobre la escena de la matanza y el buitre y el cuervo agitan sus negras y repugnantes alas. Regalándose con sangre de guerrero, asquerosos pishachas llenan el aire; invisibles formas de hambrientos rakshas despedazan los cadáveres miembro a miembro. A través de esta escena de muerte es conducido el anciano monarca; damas kuravas, con pasos vacilantes, andan entre innumerables muertos y agudos chillidos de angustia, vibran sobre la llanura cuando ven a sus hijos, padres, hermanos, señores entre los que yacen insensibles, cuando ven a los lobos de la selva devorando a su destinada presa, a los oscuros errantes de la medianoche merodeando bajo la luz del día".

La reina Gandhari encuentra el cadáver de su hijo Duryodhana; tras abrazar su forma sin vida recuerda los últimos momentos de la despedida:

"Madre, dijo, mi Duryodhana al partir al combate, deséame goce y triunfo cuando suba a mi carro de guerra". "Hijo, contesté a Duryidhana: aparte de ti el cielo un destino cruel; el triunfo sigue a la virtud". "Ahora habita en las regiones celestiales que conquista el guerrero fiel. Y no lloro por Duryodhana; como un príncipe luchó y cayó. Mas de mi esposo, por la pena herido ¿quién podrá contar la desdicha? Luego al ver que la esposa de Duryodhana besa el rostro ensangrentado de su marido, le dice palabras de aliento: "¡Oh, mi loto, mi hija, orgullo de los Bháratas, gloria de los kuravas! Si la verdad está en los Vedas, el bravo Duryodhana mora en las alturas ¿por qué nos demoraremos en la tristeza, separados de su amor carísimo?. Si la verdad está en el Sastra, mora en el cielo mi heroico hijo, ¿por qué nos demoraremos en el pesar si ya cumplieron ellos su tarea terrena?"

Valiosísimos por su valor conceptual son los largos pasajes (Libros XII y XII) en los que Bhisma, otro de los kuravas moribundo, enseña a su enemigo y vencedor Yudhisthira, las normas de ética y de gobierno. Esta parte sin duda interpolada posteriormente contiene 19494 shlokas, o sea casi una cuarta parte del total del Mahabharata. Allí Bhisma habla acerca del régimen de castas, acerca de mitos y tradiciones, de rico saber folklórico, de metafísica, de los sistemas del Sankya y de los Upanishads. Es que, sin duda alguna, esos trozos didácticos adquirían un valor y autoridad especiales si eran puestos en la boca de alguno de los grandes héroes del pasado; de ahí las continuas interpolaciones.

Dhritarastra entrega el reino a Yudhisthira y sus hermanos, los cuales reinan hasta que, comprendiendo que había llegado el momento de dejar el mundo, emprenden su viaje final, junto con Draupadi, hacia los Himalayas en busca del cielo de Indra. Este pasaje, pródigo en enseñanzas de virtud es de elevación poco común.

He aquí una apretada síntesis del Mahabhárata. Esta epopeya vale quizás hoy para nosotros, más aún que por el fondo épico originario que ha sido ahora expuesto, por sus digresiones, apólogos, leyendas, fragmentos didácticos de sublime belleza de los cuales nada hemos expresado aún. Son éstos como lagos hermosos de abundante sombra serena, que salen del gran río turbulento de la narración épica, páginas iluminadas de tremenda luz espiritual -a veces algo alejada de la mentalidad occidental- pero de una poesía pura y elevada que deberíamos conocer mejor. Música del corazón, el espíritu de estas leyendas asciende sereno hacia las esferas inmarcesibles.

 

 

 

EL AMOR EN LAS LEYENDAS DEL MAHABHARATA
por Hyalmar Blixen

Profuso en historias de amor, rico en relatos de abnegación, de dulce y hasta dramática fidelidad, el Vana-Parvan (Libro de la Selva) el tercero de los que constituyen el Mahabharata, es una colección de leyendas, de alegorías propensas al ensueño, donde el ideal de mujer y particularmente de esposa se eleva impregnado de cautivadora esencia. Abrevadero donde se bebe agua de amor -entre las rudas contiendas de otros cantos en los que mezquinos intereses materiales se entrechocan como manada de lobos que se destruye a sí misma- el Vana-Parvan ilumina de ideal el arduo vivir de los héroes.

Los autores indios, que cuando en algunos de sus libros clásicos han tratado el tema erótico, lo han desarrollado con insólita crudeza, tienen, para la esposa, veneración austera y maravillosa ternura. Señalemos algunas de esas historias iluminadas.

La de Cyavana y Sukanya es una de ellas. Cyavana, hijo de Bhrigu, era un asceta. Sometido a las duras austeridades que practicaban los brahmanes, vencedor de rigurosos "tapas", había logrado triunfar de todo deseo de movimiento. Aquietado su cuerpo, estaba sumido en abstracción profunda y no sentía que las hormigas edificaban encima suyo sus hormigueros. Sólo habían respetado ellas los ojos de Cyavana; éstos, llenos de extraña luz interior, brillaban entre las briznas acumuladas por las arduas trabajadoras.

Un día pasó por allí una princesa llamada Sukanya, acompañada de un gran cortejo. Ella creyó que los ojos del asceta eran flores y se distrajo en pincharlos con una espina. El dolor hizo que Cyavana despertara de su abstracción; con su vista interior -la única que le quedaba- adivinó la causa del mal que se le había hecho y maldijo a todos los presentes. La maldición de un anacoreta, según las supersticiones de la India, era capaz de producir gravísimas destrucciones, ya que un extraño poder mental era puesto al servicio de aquellas. Sukanya ofreció al asceta casarse con él a modo de expiación y éste retiró la maldición que empezaba a extenderse como un perfume envenenado. Así vivieron Cyavana y Sukanya en la selva y el amor los fue uniendo lentamente y a causa de éste, se hizo amable ese mundo hostil, morada de los tigres y de las serpientes ponzoñosas y lleno de pantanos de sonriente apariencia.

Pero un día los dos Azvini, los dioses mellizos, vieron a la esposa. Aún vestida de la túnica de cortezas de árbol, despojada de adornos suntuosos era hermosa. Cumplía las tareas humildemente y una gracia indescriptible parecía salir de su ser. Los hermanos desearon su belleza, huraña como esas selvas que la guardaban y sus formas, que rivalizaban con las de las apsaras. No sería la primera vez que los humanos y los seres del mundo de Indra se unían bajo las leyes de Kama, dios del amor. Pero al verla virtuosa, devota de su marido, le ofrecieron lo siguiente: como médicos de los dioses que eran, devolverían a Cyavana, no sólo la salud, sino también la juventud y aún la perdida belleza, olvidada bajo las arrugas y las mortificaciones, a cambio de ésto, la esposa debería luego elegir al que prefiriera de entre los tres. Cyavana sabía que era grande la devoción de su mujer, así es que, consultado, aceptó la prueba. Entonces el marido y los dos Azvini se hundieron en la líquida corriente para salir al cabo igualmente hermosos, envueltos en una gloriosa gracia rutilante. Al verlos jóvenes a los tres, idénticos en lozanía y frescura, Sukanya se detuvo, llena de incertidumbre. ¿Cuál de ellos sería su marido? Sus ojos no le decían nada. Absorta y asombrada iba del uno al otro. Al fin, desalentada, se puso a escuchar la voz que salía de su propio corazón:

"-Este es tu amado; es Cyavana"

Y había acertado, allí donde los ojos no sabían distinguir, perdidos entre las engañosas apariencias.

El tema del amor aparece también llenando de graciosa y regocijante luz la juventud del dios Krishna, octavo avatar de Vishnu, su leyenda aparece narrada en algunos cantos suplementarios de Mahabhárata, como ser el "Harivamsa", "El Pancharata" y el célebre "Bhagavad Guita", pero también se nos ofrece en otras tradiciones distintas de la gran epopeya, como ser, por ejemplo, el "Vishnu -Purana". Leyendas que ofrecen grandes variantes, a veces deleitan y a ocasiones obligan a la más seria meditación. Algunos de los aspectos de la vida de Krishna recuerdan a otros la de Jesús; así, se narra que nació aquél en una cueva, en la época en que el cruel rey Mathura, para eliminarlo, ordenó el degüello de todos los recién nacidos.

El pastor Nanda lo educó en las sencillas tareas campestres y así, cuidando ganados, pasó en Vraja su adolescencia. Juguetón y alegre, Krishna tuvo un trato con las "gopis" o pastoras que ha sido explicado de manera alegórica. Más tarde Krishna realizó hazaña sobre hazaña; desgajó árboles, de un puntapié, lanzó un carro por el aire, destruyó al dios de los demonios y aplastó el poder del rey de las serpientes. Junto con Ardjuna destruyó la selva de Kandava, protegida por Indra, hazaña realizada para ayudar a Agni, dios del fuego, y que, desde el punto de vista simbólico representa un Kali-Yuga o destrucción de una edad de hierro para dar paso a un Satya- Yuga o nueva edad de oro. En fin, los amores de Krishna y Rada, su esposa, llenan hermosas páginas y son motivo de cantares y leyendas. "Rada es la personificación del amor emanado de Krishna" señala Ramacharaka, excelente comentador de las filosofías de la India. Y son también numerosas las láminas y dibujos en los que Krishna y Rada aparecen abrazados, idílicamente, así como también aquellos en los que el dios juega alegremente con su flauta. Porque su música produce un estado de éxtasis en las pastoras; así nos lo hace ver Schure en armonioso prosa:

"Atraídas por aquel canto maravilloso, las "gopis", las hijas y las mujeres de los pastores, salieron de sus moradas. Las primeras, al ver a las mayores de la familia en su camino volvieron a entrar enseguida, después de simular que recogían flores. Algunas se aproximaron más, llamando: ¡Krishna, Krishna! y después huyeron avergonzadas. Animándose poco a poco las mujeres rodearon a Krishna por grupos, como gacelas tímidas y curiosas, encantadas por sus melodías. El, abstraído en el sueño de los dioses, no las veía. Atraídas más y más por su canto, las "gopis" comenzaron a impacientarse de que no se fijara en ellas. Nichdali, la hija de Nanda, con los ojos cerrados, había caído en una especie de éxtasis. Su hermana Sarasvati, más atrevida, se deslizó al lado del hijo de Devaki y le dijo con voz cariñosa:

-¡Oh, Krishna! ¿No ves que te escuchamos y no podemos dormir en nuestras moradas? Tus melodías nos han embelezado ¡Oh, héroe admirable! Y henos aquí encadenadas a tu voz y no pudiendo vivir sin ti".

Pero más conmovedora, más elevada en su contenido patético es la historia de Savitri y Satyavat, cuya traducción por Vivekananda, utilizamos para este artículo. Un viejo rey, ciego a causa de la edad, llamado Dyumatsena, había sido destronado por una coalisión de sus adversarios. Retirado a una eremita, allí vivía con su hijo Satyavat. La princesa Savitri se enamoró de éste último. El padre de ella le preguntó por el nombre del príncipe; la muchacha le contestó:

"-Ya no es príncipe, padre mío, porque es el hijo del rey Dyumatsena, que ha perdido su trono. No tiene patrimonio y vive como un "sannyasyn" en el bosque recogiendo hierbas y raíces para alimentarse y mantener a sus ancianos padres con quienes mora en una choza".

El rey frunció el entrecejo y consultó al anciano y sabio Narada, el cual vaticinó que ese casamiento iba a ser doloroso para Savitri, porque su amado estaba ya sentenciado por Yama, dios de la muerte, a perecer dentro de un año. Pero el amor de Savitri no se extinguió con ese amargo vaticinio y habiendo decidido consagrarlo a Satyavat se casó con él.

Así, fue a vivir en el bosque, en una cabaña vestida por las flores de la selva rumorosa por el canto de los pájaros. Todos los días Satyavat se internaba en la umbría para traer frutas o madera o flores para su esposa; ella hacía la frugal comida. Y el año de amor pasó como un soplo o como un sueño. Savitri veía llegar el día fatal y redoblaba la ternura para con su esposo, el cual, ignorante del destino que le aguardaba, hacía alegre la diaria tarea. Cuando volvía su marido escondía ella las lágrimas y le sonreía.

Llegó entonces el día señalado para la muerte de Satyavat; Savitri le rogó que la dejara acompañarlo. Se internaron entonces en el bosque, donde las flores reinaban con colores brillantes, como si estallaran. Todas las cosas reían a la vida; columnas de luz se filtraban desde la floresta, en la que resonaban los gritos de los pavos reales. De un lado, la inocencia condenada; del otro, la ternura vigilante. De un lado, la pura y alegre despreocupación confiada; del otro la tortura de saber y callar, la melancolía que no puede asomarse al rostro. Ella se hacía todo mirada para contemplar por última vea a Satyavat, cuyo rostro notaba cada vez más pálido.

"Al fin, con voz desmayada se quejó Satyavat a su esposa diciendo;

-Amada Savitri; la cabeza se me aturde, se desvanecen mis sentidos... me sobrecoge el sueño. Déjame reposar un rato en tí.

Temblorosa y asustada, replicó Savitri:

-Ven, amado señor mío y reclina la cabeza en mi regazo".

Y así, como un niño en los brazos de su madre, reposó cada vez más débil, Satyavat. Llamado por la tremenda fuerza invisible, ni caricia ni beso le podían despertar; al cabo dejó de existir.

Savitri, abrazada al cadáver de su esposo, quería aún protegerlo de la llamada misteriosa y lejana. Y su amor hizo un prodigio: un círculo de fuego se formó alrededor de ellos para defenderlos. Llegaron los emisarios de la muerte y, sorprendidos, se detuvieron delante de las llamas, a las que no osaron atravesar. Al fin se alejaron de la floresta y así transcurrió gran parte del día.

Atardecía y Savitri vió acercarse a un ser magnífico y terrible, de majestad profundamente triste. Atravesó las llamas y llegó a donde estaba la amada, abrazada siempre a su esposo inerte. Era Yama, el dios de los muertos, el juez de las almas. Tristemente habló así a Savitri:

"-Hija mía, entrega ese cadáver, pues ya sabes que la muerte es el destino de todo mortal y yo soy el primer ser que murió. Desde entonces, todo lo que vive ha de morir".

Savitri, muda, doblada como una caña por el viento, se separó algo del cadáver y Yama tomó el alma y se alejó, caminando entre la selva, hacia su lejano país doloroso. Pero al cabo de un rato sintió el crujir de ramas pisadas por pies leves; volvióse y vió a Savitri que le seguía, llena de terca timidez. Compadecido, el dios le habló como un padre a una niña:

"-Savitri, ¿por qué me sigues? Este es el destino de todos los mortales".

Savitri respondió:

"-No te sigo a ti, padre mío, sino que también es el destino de la mujer ir donde su amor le lleva. La ley eterna no separa al amante esposo de la tierna esposa".

Entonces dijo el dios de la Muerte:

"-Pídeme lo que quieras, menos la vida de tu esposo".

Y Savitri pidió un don. Pero, obtenido, siguió su canino detrás de Yama, como al cuerpo sigue la sombra. Y así, esta escena se repitió otras veces más. Conmovido, Yama le otorgaba alguna dádiva, pero humilde y firmemente seguía Savitri las huellas del dios; éste le habló así por último:

"-Noble Savitri, no me sigas con tu dolor sin esperanza".

"-No tengo más camino que aquel por donde te llevas a mi amado".

"-Pues, entonces, supón, Savitri, que tu marido fue un malvado y que me lo llevo al infierno. ¿Irías a donde fuera tu amado?"

"-Alegre iría a donde él fuera, ya en vida, ya en muerte, ya al cielo, ya al infierno".

"-Benditas sean tus palabras, hija mía; me has complacido. Pídeme otro don con tal de que no sea la vida de tu marido".

Savitri miró consternada, la selva, que amarilleaba. Bajo la tarde que ya hablaba al alma de oscuros velos extraños, se hallaba  sola con la Muerte, que la miraba como un abuelo. Allá lejos, tras el profundo país de las hojas, ¿se alzarían las puertas formidables del Rasatala, las murallas infinitas? El silencio se había hecho flor en el aire. Quizá miríadas de dioses escuchaban ahora el diálogo que con la muerte mantenía el amor, heroico y humilde. Entonces el corazón de Savitri se iluminó: no podía pedir la vida de su marido, pero iba a solicitar algo para lo que esta vida era imprescindible. Como ellos no habían tenido hijos, esto fue lo que rogó:

"-Que no se quiebre la estirpe regia de mi suegro y que su reino lo hereden los hijos de Satyavat".

Vencido el rey de la muerte sonrió y dijo:

"-Hija mía: se cumplirá tu deseo. Aquí tienes el alma de tu marido. Volverá a la vida y vivirá para ser el padre de tus hijos que con el tiempo serán reyes. El amor  ha triunfado de la muerte. Nunca mujer alguna amó como tu..."

Los autores indios son, pues, maestros en la pintura de los grandes cuadros patéticos. En sus shlokas o versos dobles introducen el tema del amor y de la mujer a través de situaciones de verdadera esencia novelística. Desde las aventuras que ocurren a Draupadi, la esposa de los cinco hermanos pandavas, hasta la triste grandeza de la anciana reina Gandhari que en el Stri-Parvan (Libro de las Mujeres) onceno de la gran epopeya, llora la muerte de su hijo, las situaciones dramáticas, casi diríamos románticas, se suceden continuamente. A veces es la tentadora apsara Menaka, a veces la idílica Damayanti...

Lo cierto es que los poetas de la India clásica agregaron a sus grandes cuadros heroicos el resplandor de la ternura femenina dándonos el más hermoso ideal de esposa: fuerte en la adversidad, segura en la verdad de su sentimiento con algo de la ligereza alada que tienen la sombra y el sueño.

 

RAMAYANA

El Ramayana es el más antiguo e importante poema épico de la literatura hindú. Narra las hazañas de Rama, que es la encarnación del dios Vishnú. Escrito originalmente en sánscrito, y atribuido a Valmiki, nos presenta lo divino y lo humano entremezclado en una colorida descripción de héroes, semidioses, gigantes y animales alucinantes. Además de resultar una aventura, aporta elementos que ayudan a comprender la sensualidad, el misticismo y la emotividad de la sensibilidad hindú, pueblo sobre el cual ha tenido gran ingerencia y en cuya moral y costumbres ha influido considerablemente.

Fragmento del Ramayana

Era una vasta y extensa comarca: alegre, abundante en trigo y rebaños, junto a la orilla del Sarayu, llamado también Kasala. Había allí una ciudad, célebre en todo el universo, llamada Ayodya y fundada por Manú, el jefe del género humano.

Ciudad bella y feliz, inexpugnable, provista de puertas bien distribuidas, con calles grandes, amplias, entre las cuales se destaca la calle Real, donde el rocío del agua destruía las volutas de polvo. Numerosos mercaderes frecuentaban sus bazares y numerosos joyeros adornaban los escaparates. Casas enormes cubrían su superficie, embellecida por sotos y jardines públicos. Fosos profundos e infranqueables la circundaban. Arcos ornamentales coronaban sus puertas, constantemente vigiladas por los arqueros.

Un rey magnánimo, Dasarata, que añadía victoria tras victoria al imperio, gobernaba por aquel tiempo la ciudad, como Amaravatila de los Inmortales.

Este monarca, bien instruido en la justicia y para quien la justicia era el fin supremo, carecía de un hijo que prolongase su descendencia, y su corazón se consumía de dolor. Un día que pensaba en su desgracia ocurriósele: “¿Quién me impide celebrar un asvameda para impetrar un hijo?”

Así, fue a buscar a Vasista,y después de ofrecerle un homenaje de salutación, le dirigió estas palabras:

·         Es preciso celebrar inmediatamente un sacrificio a manera de los que ordena el Sastra, tan cuidadosamente que ninguno de los genios malos destructores pueda impedirlo. Exijo de ti este sacrificio.

·         Haré- dijo el virtuoso- cuanto Tu Majestad desee.

Vasista hizo llamar a Sumatra, el ministro, y le dijo:

·         Invita a los reyes de la tierra fieles a la justicia.

Transcurridos algunos días y sus noches, llegaron en gran número los reyes llamados por Dasarata, a quienes éste había enviado regios regalos. Entonces Vasista, con el alma henchida de satisfacción, se presentó ante el monarca y se expresó así:

·         Han venido, ¡oh ilustre entre los ilustres!, todos los reyes, conforme a tus deseos. Los he recibido y honrado a todos dignamente.

El rey encantado por estas palabras, dijo:

·         Que se celebre hoy mismo el sacrificio, íntegramente, en todas sus partes, con todos los ofrecimientos.

Los sacerdotes, consumados maestros en la ciencia de interpretar las Santas Escrituras, dieron de inmediato inicio a la primera de las ceremonias, la ascensión del fuego, según los ritos del sutra del Kalpa. Las reglas de la expiación también fueron observadas escrupulosamente, y se hicieron todas aquellas libaciones exigidas por las circunstancias.

Kaosalya, una de las esposas de Dasarata, describió un pradaksina alrededor del caballo a ser sacrificado, le adoró con unción, derramó sobre él perfumes, guirnaldas y flores. Después, la casta esposa, en compañía del advaryu, tocó a la víctima, y pasó la noche con ella, para obtener el hijo objeto de sus deseos.

Inmediatamente, el rituidje, después de degollar a la víctima y sacarle el tuétano de los huesos, conforme a las reglas sagradas, lo esparció y derramo sobre el fuego, invitando al sacrificio a cada uno de los Inmortales, con la fórmula acostumbrada en las oraciones. Entonces, movido por el deseo inmenso de obtener progenie, el rey Dasarata, unido en este acto fiel a su esposa, respiró el humo de los tuétanos que el brasero consumía sobre el altar. Los oficiantes cortaron en pedazos los miembros del caballo y ofrecieron en el mismo fuego a los habitantes de los cielos la parte que les asigna el ritual.[3] (1999: 9-10).

Actividades

1. Busca un vocabulario de veinte palabras correspondiente al fragmento anterior.

2. Investiga en Internet sobre los dos poemas épicos de la cultura hindú: El Mahabarata y el Ramayana. Anota información sobre cada uno de ellos y luego compártela con tus compañeros.

3. Lectura complementaria. Lee otro pasaje del Ramayana y redacta una síntesis de él.

LO QUE HAS APRENDIDO

1.     Realiza un esquema sobre los periodos de la literatura hindú; utiliza la figura territorial de la India como elemento central, así como siluetas o dibujos de los animales característicos de esa región para aspectos derivados o complementarios del mapa.

Literatura del Extremo oriente: China.

LITERATURA CHINA

RECUERDA LO QUE SABES

1. ¿Has oído hablar de esta literatura?

2. ¿Conoces algún personaje? Menciónalo.

3. ¿Sabes cuáles son los elementos tecnológicos que se descubren en el Renacimiento, pero que ya la cultura china los había utilizado?

4. ¿En qué región se localiza China?

5. Menciona algunas de las aportaciones de China para el mundo.

6. Explica la filosofía china, ¿en qué principios o preceptos se basa?

Panorama cultural

En Oriente, los valles fluviales de los ríos Huang (o Amarillo, al norte), Yangzi (en el centro) y Xi (en el sur) fueron el escenario de las primeras civilizaciones chinas, base de una cultura que dejó un gran legado filosófico, literario, político y tecnológico.

Los chinos dominaban técnicas avanzadas sobre alfarería, metalurgia, sistemas de escritura y arquitectura (edificios, sistemas de riego, murallas). Cuando se dio el primer contacto entre el occidente y China, éstos aportaron numerosos elementos que enriquecieron el conocimiento del este del mundo (básicamente europeo), por ejemplo, la pólvora y la imprenta.

Una forma de establecer etapas en la historia de China se concreta en la consideración de dinastías como referencia, es decir, de familias gobernantes.

La primera familia histórica de emperadores chinos llevaba el nombre de Shang; esta dinastía reinó desde el siglo 17 a.C. Su última capital ocupó, entre los siglos 14 y 11 a.C., un área en el centro de China.

El fin de la dinastía Shang se relaciona con el ascenso de un poderoso reino al occidente que llevó el nombre de Chou; éste se extendió por una buena parte del territorio que hoy ocupa China, aunque ello favoreció el surgimiento de reinos más pequeños que peleaban constantemente entre sí. Sin embargo, esta dinastía duró de 1027 a 256 a.C. El príncipe Zheng, del reino Quin, unificó los reinos chinos que se encontraban en constante pugna.

Actividades

1. Busca en Internet información sobre la cultura china en general y sobre la literatura en particular.

2. Investiga sobre la pólvora y la imprenta en China.

Literatura

Se puede considerar que la literatura en China comenzó alrededor del siglo VI al IV a.C., en la etapa de la dinastía Chou; hacia el final de ésta nació Confucio (551-479 a. C.), uno de los mayores filósofos chinos de la antigüedad; menos conocidos, pero de la misma época, son Mencio y Zhuangzi, entre otros.

En la literatura china se presentan dos vertientes: primero, la popular, simple y esencialmente anónima; segundo, la culta, con difusión escrita; sobre ésta suelen señalarse períodos que, como ocurre con la historia, obedecen a la presencia de las dinastías:[4]

a) Período clásico. Aquí aparecen pensadores como Confucio, cuyos discursos están recogidos en los Lunyu (Coloquios varios), y como Lao Tse (570-490 d C), de quien se conserva un Tao Teh-King (Libro del camino); ambos importantes textos filosóficos, no sólo para la literatura china, sino para el resto del mundo, incluso el contemporáneo.

La obra poética más importante es el Shijing (Libro de las odas o Clásico de la poesía), una antología de poemas antiguos escritos en versos de cuatro palabras y compuestos en su mayoría entre los siglos X y VII a.C.; sus temas  versan sobre la vida cotidiana de los campesinos, en lugar de enaltecer a dioses y héroes, como otras culturas, así como sobre las costumbres de la nobleza feudal china.

En lo que respecta a la prosa, se distinguen: I Ching (Libro de las mutaciones); Shujing (Libro de los documentos), un conjunto de documentos de estado antiguos; Liji (Memoria sobre los ritos), colección de códigos gubernamentales y rituales; y Chunqiu (Anales de la primavera), la historia del estado de Lu desde 722 hasta 481 a.C. Estos libros, aunados al Shijing, son los cinco clásicos de la literatura china y constituyen la base del saber chino.

b) Dinastía Tang (618-906). Proporciona a China estabilidad y prosperidad, dando auge a la poesía lírica; destacan cuatro grandes escritores: Li Po (701-762), Tu Fu (712-770), Pe Kiu-i (772-846) y Han Yu (768-824); éste, fundador de un amplio movimiento de poetas líricos. En esta época el cuento define sus características como

consecuencia de la aparición de una rica clase urbana, culta y brillante, [el cuento] recae en el contenido ideológico que reflejan los diferentes conflictos de la sociedad de entonces, e inclusive el inconformismo a la moral feudal china, al valorizar a la mujer y exaltar el sentimiento amoroso.[5]

c) Dinastía Song (960-1279). Se caracteriza por la actividad de la filosofía, historia y erudición; incluye ensayos y tratados históricos de Yang-siu (1007-1072) y Suma Luang (1019-1086). Meng Yuanlao ofrece una descripción de los espectáculos teatrales de esta época.

d) Dinastía Yuan (1260-1368). Período distinguido por la importancia del teatro, carente de decorados, con sólo nueve personajes distinguidos por el maquillaje y los colores de ropa. 

Lee los siguientes poemas[6] chinos:

Agua

Me asomé al río Yang-T‘se, me seducía la transparencia de sus aguas y las quise aprisionar entre mis manos pero me fue imposible.

Hoy, admirando tu belleza, quise, amante, aprisionarla con mi cariño, pero se me fue, como el agua. (Anónimo, Siglo I)

Nostalgias

Tú que vienes de mi país natal debes saber muchas cosas: Cuando partiste, ¿el ciruelo había florecido delante de mi ventana? (Wang Wei, Siglo VIII)

La vida

El pino muere a los mil años, la flor del hibisco no dura un día. Ambos se hunden en la nada. ¿Por qué envanecernos de nuestros meses y de nuestros años?

P´eng Tsu prolongó su muerte; pero murió al fin como nosotros. Más vale aprender a no nacer, no nacer es asimismo no desaparecer. (Pai Chu Yi, Siglo VIII / IX)

Actividades

1. Lee nuevamente los poemas anteriores y contesta a las siguientes preguntas:

a. ¿Descubres alguna figura literaria? ¿Cuáles?

 

b. ¿Encuentras algún nexo entre el título y el contenido del poema? ¿Cuál?

“Agua” ________________________________________________________

“Nostalgias” __________________________________________________

“La vida” ______________________________________________________

c. ¿Qué características adjudicarías a la poesía china, con base en los textos presentados?

 

Enseguida ofrecemos un fragmento de un cuento; léelo atentamente.

Yun, la zorra encantada[7]

Chen Ki-Tsi

Había un señor llamado Wei Yin, que era el noveno hijo de la hija del Príncipe de Si—an. En su juventud le gustó la vida fácil y fue aficionado a la bebida. El marido de su prima, de apellido Tcheng (cuyo nombre no se conoce), había estudiado desde muy joven el manejo de las armas y era también aficionado al vino y las mujeres. Pobre y sin casa, Tcheng vivía con la familia de su mujer. Él y Wei se entendían muy bien y siempre se divertían juntos. En la sexta luna del noveno año del período de Tienpiao (en 750) se paseaban un día a través de Tchangan, la capital, cuando al llegar al sur del barrio del Siauping, con el pretexto de atender asuntos privados, Tcheng abandonó a Wei diciéndole que se reuniría más tarde con él en un lugar prefijado. Monrado en su caballo blanco, Wei se dirigió hacia el este, mientras que Tcheng, sobre su asno, tomó la dirección del sur, pasando por la Puerta Norte del barrio de Chengping. [8]

Actividades

1. Ingresa en la página de Internet mencionada en la cita 38 y ubica la continuación de este cuento. Léelo con atención.

2. Analiza este cuento conforme a los elementos planteados al principio de la unidad: narrador, tiempo, espacio y personajes. Toma en cuenta que se trata de una historia en la que se narra otra.

3. A partir de este cuento, ¿podrías establecer características de la literatura china?

4. En Internet ubica por lo menos tres cuentos más de la literatura china. Léelos y escribe un resumen de cada uno de ellos.

El último ejemplo de literatura china que aquí ofrecemos es parte del Tao te King, texto filosófico cuya autoría es de Lao Tse.

No ensalzando a las personas de talento,

harás que la gente abandone la rivalidad y la

discordia.

No valorando bienes difíciles de conseguir,

harás que la gente deje de robar y de atracar.

No exhibiendo lo que todos codician,

harás que los corazones de la gente permanezcan serenos.

Por eso, la manera de gobernar del Sabio empieza por:

Vaciar el corazón de deseos,

Llenar los estómagos de alimento,

Debilitar las ambiciones

y fortalecer los huesos.

La forma suprema de bondad es como el agua.

El agua sabe cómo beneficiar a todas las cosas

sin combatir con ninguna.

Va a los lugares que todos desprecian.

Por ello, está cerca del Tao.

Al escoger tu morada, has de saber como no apartarte

de la tierra.

Al cultivar tu mente, has de saber cómo bucear

en las profundidades ocultas. [9]

Comentario

Este texto presenta una estructura dual: primero señala una acción para enseguida destacar la consecuencia o la condición en que tal debe realizarse:

Acción

No ensalzando a las personas de talento,

Consecuencia

harás que la gente abandone la rivalidad y la discordia.

 

 

Acción

Al tratar con los demás,

Condición

has de saber ser amable y bondadoso.

 

Actividades

1. Completa el siguiente cuadro en función del texto previo; toma como modelo el ejemplo anterior.

Acción

 

Consecuencia

 

 

 

Acción

 

Condición

 

2. Vuelve a leer el texto para localizar y señalar las figuras retóricas ahí contenidas.

3. ¿Cuál crees que sea el tema o mensaje que desea transmitir este poema? Recuerda que tiene un sentido filosófico; encierra la parte del texto en que te basas para dar tu opinión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] Ello alude a la caracterización de la región: islotes en medio de pantanos, cubiertos de cañaverales.

[2] Manú es considerado “el primer hombre, el antepasado por excelencia de la Humanidad”, fundador de una estirpe y con un papel similar al de Noé (Félix Guirand. Op. cit., p. 477; aclaración nuestra).

[3] Valmiki. El Ramayana, s/t, México, Prisma, 1999, pp. 9-10.

[4] José María González-Serna Sánchez. “Literatura china antigua”, en Aula de letras [en  línea] <http://www.auladeletras.net/> [Consultado el 17 de diciembre de 2005].

[5] “Cuentos de la dinastía Tang”, en Bibliotecas virtuales.com [en línea], CIVILA.com/Educar.org, 1996-2005 <hptt://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/LiteraturaAsiatica/cuentosdedinastiatang.asp> [Consultada el 29 de diciembre de 2005]

[6] Si bien la estructura tradicional del poema es el verso, por las barreras que imponen las traducciones, se transcriben aquí a modo de prosa; hemos tomado estos ejemplos de “Poesías”, en Bibliotecas virtuales.com [en línea], CIVILA.com/Educar.org, 1996-2005 <hptt://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/LiteraturaAsiatica/poesías.asp> [Consultada el 29 de diciembre de 2005]

[7] Durante la dinastía Tang, los esclavos traídos de los Mares del Sur eran comúnmente llamados esclavos Kuenluen.

[8] “Cuentos de la dinastía Tang”, en Bibliotecas virtuales.com [en línea], CIVILA.com/Educar.org, 1996-2005 <hptt://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/LiteraturaAsiatica/cuentosdedinastiatang.asp> [Consultada el 29 de diciembre de 2005]

[9] “Un filósofo chino”, en El faro de Alejandría [en línea], México, ILCE <http://redescolar.ilce.edu.mx/redescolar/act_permanentes/faro/sobre_heroes_tumbas/sesion11.htm> [Consultado el 14 de diciembre de 2005].

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