Poesía lírica griega.
El primer poeta en orden de tiempo que incluye esta
antología es Calino. Quien, según datos desprendidos de sus versos, vivía
durante los primeros años del siglo VII
a.C.. El último es Píndaro. Se podría afirmar que Píndaro nació en el
518 a.C. y alcanzó la edad de 80 años.
La antología abarca, pues, un período de aproximadamente dos siglos, aquellos
donde florecieron la poesía, elegíaca la yámbica y la mélica o cantada. El paso
de la poesía épica a la lírica obedece a causas de índole diversa. Por una
parte, el proceso de maduración del espíritu griego solicitaba una forma de
arte nueva en la cual pudieran tener expresión experiencias inmediatas y
personales, sentimientos, vivencias individuales de interés.
La epopeya con su narración de grandes hechos míticos, con sus imágenes
de dioses y de héroes casi divinos, correspondientes a un tiempo ya sin relación
directa con los hombres y los ámbitos históricos entonces actuales, no era
suficiente para satisfacer las necesidades artísticas.
Hay también que tomar en cuenta que la poesía lírica griega, expresión
espiritual compleja y perfecta de aquellos hombres, reunía en sí al lado de la
expresión verbal, la de la música e incluso la de la danza. Esta
antología ha de comprender la elegía, el yambo y la poesía cantada o
mélica. Se considera que la elegía es, no solamente en el aspecto formal, el
puente por donde la poesía pasa de la épica a la lírica.
En su origen, la palabra elegía hizo referencia no a determinados
asuntos o estados de ánimo, sino simplemente a una forma estrófica conocida. En
ella cupieron temas variadísimos, ya fueran políticos o bélicos, sentimentales,
morales, alegres o tristes. Fue más tarde que estos últimos vinieron a tenerse
por características suyas. La elegía se cantaba lo mismo en reuniones populares
públicas que en fiestas o banquetes privados. Su declamación se acompañaba por el
compás prestado por algunas notas de flauta, creando una cadencia breve y
reiterada.
Calino, Tirteo, Mimnermo, Solón, Jenófanes, Focílides son los poetas
elegíacos de cuyas obras esta antología contiene una selección.
Por la misma época donde se hizo la elegía, tuvo el yambo su nacimiento.
Su índole fue diferente de la elegía. Características propias, suya fue la de
ser un arte ágil y combativo, fruto en muchas ocasiones del resentimiento o la
cólera, señalador de vicios despiadado, amargo y violento. Aquí se incluyen
entre sus representantes a Arquíloco, quien es considerado su inventor. Finalmente,
la poesía mélica se define por haber sido cantada y muchas veces
danzada. Por tanto, el acompañamiento de la música le era elemento esencial. En
ella, pues, tres manifestaciones estéticas: palabra, canto y danza encontraban
una síntesis luminosa.
Como líricos quedan en esta antología Safo, Alceo, Anacreonte, Estesícoro, Simón, Baquílides y Píndaro. De todos estos poetas, lo
mismo que de los elegíacos y los yámbicos, se darán algunos datos informativos
en el lugar que precede a los versos suyos seleccionados para este libro.
Con todo eso tales fragmentos componen una fuente deslumbrante de
placer y de conocimiento, de conciencia, de dignidad, de estímulos al orgullo
humano. Sus temas fundamentales son la ciudad, el combate, el amor, la
embriaguez y el canto, los cuales son poderosos para llegar a explicar el
viento de juventud que la recorre y anima. El poeta como hombre se cumple
básicamente por ser parte de la ciudad. Y la ciudad es el sitio y raíz de la
solidaridad. La ciudad es ámbito del amor sensual y de la fraternal
comunicación. El hombre, a fin de protegerla y conservarla y engrandecerla,
admite con placer y ufanía su llamado al combate y en este encuentro la
consumación del honor de su propio Areté. Se le otorgan el oficio y la
conquistada gloria del guerrero dentro de la ciudad así preservada el poeta
pretende las alegrías del amor, disfruta del vino y la poesía como bienes
comunitarios.
CALINO
Entre los más antiguos poetas elegíacos. Se encuentra Calino quién es
el primero y de quién sobrevive alguna
parte de la obra. Un fragmento suyo se conserva y está escrito en un dialecto
parecido al de los pasajes jónicos de Homero. De este texto se desprende que él
vivió en los primeros años del siglo séptimo a. C. Durante el período en que
los cimerios y los treros combatían al mundo griego.
PÍNDARO
Se considera a Píndaro el príncipe de la lírica griega. De innumerable
variedad, sus temas abarcan el mito, la filosofía, la moral. Su espíritu
profundamente religioso, respeta y venera las tradiciones, las costumbres, la
fe de los antiguos, siempre noble y profundo, colma su poesía de anhelos, de gloria
y de virtud. Con él se cierra el ciclo de la lírica griega.
Para el tiempo de su muerte, ocurrida a los 80 años y en el gimnasio de Argos. La poesía dramática conquistaba
en Atenas sus resplandores iniciales. Aparte del buen número de fragmentos de Píndaro,
se conservan 44 Odas. 14 Olímpicas, 17 Píticas, 11 Nemeas y 7 Islámicas,
llamadas así por el nombre de los sitios donde acontecían los certámenes en
ellas celebrados.
La presente. Antología. Aparte de los poetas mencionados Calino y Píndaro,
que están ubicados en los 2 extremos aludidos, podemos agregar poesías o
fragmentos de poemas de Solón. De Arquíloco, de Safo, a quien nos referiremos en
esta clase. También Alceo Anacreonte. Estesícoro y Baquílides, entre otros.
Rubén Bonifaz Nuño
(1988). Antología de la poesía lírica griega, México, UNAM.
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