Capítulo IV
Edad media
Introducción
y caracteres generales de la edad media.
RECUERDA LO QUE SABES
1.
¿Qué entiendes por edad media considerada
como período histórico?
2.
En la última parte del capítulo anterior
estudiamos “Grecia y Roma”. ¿Existe alguna conexión entre la edad media y
Grecia—Roma?
3.
¿Cuándo llegó a su fin la civilización
romana clásica y qué hecho histórico destaca?
4.
Como consecuencia de lo anterior, ¿cuándo
inicia la edad media?
5.
Puedes explicar a grandes rasgos el papel
múltiple que cumple la Iglesia en la edad media.
6.
¿Qué entiendes por feudalismo?
Características históricas y culturales
La edad media es una época de la historia de la humanidad, que
comprende aproximadamente diez siglos, del V al XV. Como hecho inicial
consideramos la división del Imperio Romano, por Teodosio en el 395 o la caída
de Roma en poder de los bárbaros, en el 476.
A partir de ese momento, el Imperio de Oriente, con su capital
Bizancio, realiza un determinado tipo de cultura fuertemente influida por la
helénica.
Por el contrario, en el Imperio de Occidente, se produjeron
grandes transformaciones durante el medievo.
Con la caída de Bizancio o Constantinopla en poder de los turcos
en el 1453, termina la edad media y comienza el renacimiento.
La edad media fue considerada erróneamente durante muchos años
como una época de barbarie, de ignorancia, de oscurantismo, de retroceso.
Comprobaremos en el desarrollo del tema que tal circunstancia resulta
equivocada, sobre todo si tenemos en cuenta los avances tecnológicos de este
momento histórico y los logros artísticos alcanzados.
Caracteres literarios
La literatura medieval se caracteriza por la espontaneidad, la
tendencia moralizadora y satírica, la lentitud de su proceso de transformación,
la relativa uniformidad y la impersonalidad.
1º Espontaneidad. La
literatura medieval se ha formado relativamente independiente de los modelos
clásicos greco-latinos. Es una poesía espontánea, en contacto directo con la
vida. No es una poesía erudita, sino que, por el contrario, es el reflejo fiel
y directo de las manifestaciones de la existencia medieval. A medida que avanza
el proceso de esta literatura se notará la influencia del modelo grecorromano,
pero en sus inicios no resulta tan destacado.
Se ha afirmado que no existe el arte literario medieval. Tal
afirmación es falsa. Lo que no existe en la edad media es el propósito definido
de realizar una obra artística. Lo que ocurre es que la belleza en la
literatura medieval se ha logrado espontáneamente sin sujetarse a una
determinada técnica artística. Sin embargo, no debe exagerarse el apartamiento
de la tradición clásica.
2º Tendencia moralizadora y satírica. Como consecuencia de su carácter
religioso, la literatura medieval persigue, en muchas de sus obras, un fin
didáctico y moralizador: desterrar los vicios y hacer triunfar la virtud.
Muchas veces el propósito moral se expresa en forma alegórica.
Otras veces, en forma satírica; mediante la ironía y la sátira puede alcanzarse
un fin didáctico o moralizador, al realizar una crítica de las costumbres.
Después de las Cruzadas (siglo XII) se produce la aparición de
las ciudades y de la burguesía.
3º Lentitud del proceso de transformación. A diferencia del impulso
renovador del renacimiento y de la celeridad con que se suceden las tendencias
literarias contemporáneas, la edad media se caracteriza por la lentitud de su
proceso de transformación. Existe una relativa inmovilidad o fijeza de los
géneros literarios, pero no debe exagerarse ese carácter. La edad media es una
época fecunda que contiene y desarrolla el germen del renacimiento.
4º Uniformidad. Afirma Brunetière[1]
que existe una asombrosa similitud entre las producciones literarias medievales
de los diversos países europeos y comenta que nada hay tan semejante como un
cantar de gesta a otro cantar de gesta, una novela de
5º Impersonalidad. También sostiene Brunetière que la literatura de la
edad media está desprovista, al mismo tiempo, de significación local
(uniformidad) y de significación individual, y expresa que en ninguna época el
escritor ha puesto menos de su persona en su obra; todos los cantares de gesta
podrían pertenecer al mismo poeta; y eso se explica porque el hombre de la Edad
media no tiene otros pensamientos ni otros sentimientos que los de la
colectividad.
Los juglares y los cantares de gesta
Los juglares son personajes destacados en el proceso medieval;
su contextualización no es tan sencilla, pero recurriremos a las aportaciones
del crítico español Ramón Menéndez Pidal con el objeto de dar mayor fundamento
a estas acotaciones.
Dice el citado autor: “Juglares eran todos los que se ganaban la
vida actuando ante un público, para recrearle con la música, o con la
literatura, o con charlatanería, o con juegos de mano, de acrobatismo, de
mímica, etc.” (1949:12)
En verdad, estas características dependen del momento en la vida
del juglar de que se trate, acorde con lo que explicaremos infra.
Los juglares más conocidos son aquellos que se dedicaban a la
poesía épica y que crearon los cantares de gesta; los otros se ejercitaban en
la lírica, en la sátira y en otros géneros no narrativos. El juglar lírico
paulatinamente se transformará en trovador, aunque auspicia un desarrollo
propio en el campo de este género, motivo por el cual lo mencionamos
específicamente.
Etimología del nombre “juglar”
Esta palabra parece derivar de dos raíces latinas diferentes:
jugar (1983: 247) y yugo (1983: 616), con lo cual se haría referencia a dos
aspectos que simultáneamente operaban en el oficio de estos creadores: 1. Como
la poesía épica no era considerada un arte serio se hacía alusión a que el
juglar en realidad se entregaba al “juego de la poesía”, a lo lúdico de ésta,
resaltando así el carácter poco formal de la profesión.
Etapas en la vida de un juglar
1. El
juglar en el castillo. Inicio.
En los tiempos más remotos de la edad media y ubicados en una
etapa difícil de fundamentar se hallan los primeros juglares que recorrían los
caminos europeos llevando su mensaje de poesía. Estos inicios representan un
momento heroico para el juglar, porque debían enfrentar la ignorancia y el rechazo.
El símbolo feudal por excelencia era el castillo en donde el Señor feudal
resguardaba y maltrataba a sus vasallos. A estas construcciones llegaban los
viejos creadores con el deseo de divulgar sus poemas, aunque no fueran
escuchados y respetados como se debía haber hecho
2. El
juglar en la ciudad. Apogeo.
Paulatinamente el viejo castillo irá siendo desplazado por las
primeras ciudades, en donde los nuevos burgueses antiguos vasallos— recibirán con mayor
respecto y veneración a los juglares; éstos vivirán así su etapa de apogeo y
conocerán de qué manera el oficio de poetas y cantores los llega a dignificar.
Representaban ahora para personas respetuosas de la condición poética que
ostentaban.
3. El
juglar saltimbanqui o bufón. Decadencia.
Pero llega la decadencia cuando ya el juglar ha sido
paulatinamente desplazado del castillo y de la ciudad. El único refugio que le
queda es la plaza pública, en donde sus escuchas ya no parecen estar
interesados por la vieja y sabia poesía. El juglar deberá conformarse con un
oficio bufonesco valorado por aquellos que sólo habían venido a divertirse.
Progresivamente su misión poética pasa a un segundo plano y no les quedará otra
opción que vender sus cantares por un plato de sopa o de alimentos. Los monjes
de la época serán los atentos copistas de estos poemas que los juglares
pacientemente les dictarán. (Cfr. 1983).
Actividades
1. Investiga en Internet en torno al término “juglar”. Rescata
por lo menos cinco características de este personaje. Cópialas en tu cuaderno y
coméntalas con tus compañeros.
2. El juglar se dedicaba a la poesía por vocación, por
inclinación personal, por gusto.
Redacta sobre el tema: “La vocación en mi existencia, mis
búsquedas, mi forma de vivir alegre y plena.”
Los cantares de Gesta y sus vertientes
(1996: 29-37).
La épica medieval puede dividirse para su estudio en tres
grandes vertientes que ubican las principales obras que la representan, así
como también las zonas geográficas de desarrollo.
1. La épica románica.
En este marco, se llaman cantares de gesta a estos relatos
épicos compuestos en un dialecto del francés medieval que se denominaba
“anglo-normando”.
El encargado de la transmisión de estos poemas era un cantor o
juglar, quien se desempeñaba como profesional de la recitación y, en algunos
casos, como autor del texto. Existe hoy una enorme dificultad para determinar
autorías, porque los poemas eran prácticamente anónimos.
El Cantar de Roldán
pertenece a este ciclo. El núcleo de este poema está dado por un acontecimiento
histórico y los personajes pueden corresponder tanto a la historia como a la
ficción, aunque desde el momento que un protagonista se incorpora a la
literatura, pierde sus rasgos reales y se vuelve ficción.
En los siglos XII y XIII se crea el mayor número de cantares de
gesta franceses. Éstos fueron dirigidos fundamentalmente a la clase feudal y a
la jerarquía nobiliaria, aunque no puede excluirse un auditorio popular, no
culto.
Destacan en estos poemas la homogeneidad de estilo ya mencionada
supra. El relato transcurre por medio
de una sucesión de episodios que aparecen ordenados linealmente mediante
tiradas de versos. Éstos son preponderantemente decasílabos y tienen todos la
misma asonancia o identidad de la vocal de la última sílaba acentuada de cada
verso.
2. La épica castellana.
De esta rica tradición se han conservado tan sólo el Cantar de Mío Cid, Las mocedades de Rodrigo
y algunos breves fragmentos. Por otros textos —fundamentalmente el Romancero— nos hemos enterado de la
existencia de poemas tales como aquellos que tenían como tema a los siete
infantes de Lara y al Rey Rodrigo, el último monarca godo de España.
En lo que tiene que ver con el Poema de Mío Cid éste constituye la gesta gloriosa de Castilla.
Rodrigo Díaz de Vivar es el héroe que después de haber sido desterrado por el
rey Alfonso reconquista numerosos territorios de manos de los árabes.
El Cantar de Mío Cid se
conserva en
3. La épica germánica.
Se diferencia de la epopeya románica en que está escrita en
estrofas regulares de cuatro versos largos que riman de dos en dos. En lo que
refiere a los temas de estas epopeyas abundan los elementos sobrenaturales,
fantásticos y mágicos y una enorme tensión dramática y trágica.
El Cantar de los Nibelungos compuesto
a principios del siglo XIII por un anónimo caballero austríaco consta de 1500
versos distribuidos en 39 cantos.
El Cantar recoge dos ciclos de leyendas orales que el narrador
organiza en torno a la venganza de Krimilda, hermana de Gunter, rey de los
burgundios.
Otros ejemplos de poemas épicos germánicos son: El Cantar de Gudrún y
Fragmentos representativos de Cantares de
Gesta
Veamos a continuación un pasaje de un cantar de gesta francés.
La canción de
Roldán
I
EL REY CARLOS, nuestro emperador, el Grande, siete años enteros
permaneció en España: hasta el mar conquistó la altiva tierra. Ni un solo
castillo le resiste ya, ni queda por forzar muralla, ni ciudad, salvo Zaragoza,
que está en una montaña. La tiene el rey Marsil, que a Dios no quiere. Sirve a
Mahoma y le reza a Apolo. No podrá remediarlo: lo alcanzará el infortunio.
II
EL REY MARSIL se encuentra en Zaragoza. Se ha ido hacia un
vergel, bajo la sombra. En una terraza de mármoles azules se reclina; son más
de veinte mil en torno a él. Llama a sus condes y a sus duques:
-Oíd, señores, qué azote nos abruma. El emperador Carlos, de
Francia, la dulce, a nuestro país viene, a confundirnos. No tengo ejército que
pueda darle batalla; para vencer a su gente, no es de talla la mía.
Aconsejadme, pues, hombres juiciosos, ¡guardadme de la muerte y la deshonra!
III
ENTRE los fieles, Blancandrín es juicioso: por su valor, buen
caballero; por su nobleza, buen consejero de su señor. Le dice al rey:
-¡Nada temáis! Enviad a Carlos, orgulloso y altivo, palabras de
servicio fiel y de gran amistad. Le daréis osos y leones y perros, setecientos
camellos y mil azores mudados, cuatrocientas mulas, cargadas de oro y plata y
cincuenta carros, con los que podrá formar un cortejo: con largueza pagará así
a sus mercenarios. Mandadle decir que combatió bastante en esta tierra; que a
Aquisgrán, en Francia, debería volverse, que allí lo seguiréis, en la fiesta de
San Miguel, que recibiréis la ley de los cristianos; que os convertiréis en su
vasallo, para honra y para bien. ¿Quiere rehenes?, pues bien, mandémosle diez o
veinte, para darle confianza. Enviemos a los hijos de nuestras esposas: así
perezca, yo le entregaré el mío. Más vale que caigan sus cabezas y no perdamos
nosotros la libertad y señorío hasta vernos reducidos a mendigar. (1962:
11-12).
Comentario
El poema comienza con las palabras del narrador que presenta al
rey Carlos y sus acciones heroicas en contra de los árabes que ocupaban España.
El movimiento bélico del famoso Carlomagno ha sido devastador para los
infieles, quienes conservan solamente la ciudad de Zaragoza en donde se halla
el rey Marsil con sus guerreros.
La participación del citado narrador es particularmente
subjetiva, porque su discurso favorece a los franceses y se manifiesta
vehemente y terrible en contra de los musulmanes. De Marsil dice que no quiere
a Dios, sirve a Mahoma y reza a Apolo, con lo cual queda expresado un juicio de
valor desde un punto de vista unilateral; según esto, sólo el cristianismo es
válido y toda otra forma de religión resulta excluida.
Por su parte, el rey moro debe enfrentar la situación difícil
que tiene ante sí y para ello pide consejos a sus hombres. La intervención de
Blancandrín es significativa, porque mediante ella se abren las puertas a los
motivos principales que han de seguir en la narración: los árabes simularán una
rendición, entregarán rehenes y, finalmente, traicionarán a Carlomagno y
matarán a Roldán, sobrino y hombre fuerte del rey de Francia.
Actividades.
1. ¿Cuántos personajes participan en este fragmento? Enuméralos
y explica sus características.
2. ¿Cuáles son los dos pueblos o razas aquí mencionados?
3. Investiga en Internet quién era Carlomagno y cuáles fueron
sus correrías por territorio español persiguiendo moros.
4. Analiza las características del discurso pronunciado por
Blancandrín ante su señor y comenta el peso que puede tener la propuesta de
entregar rehenes al ejército enemigo.
5. Lectura complementaria. Lee un pasaje de
Comentario
Consideremos otro pasaje de este mismo poema cuando el ejército
de Carlomagno se aleja de España y dejan en la retaguardia un contingente de
hombres comandados por Roldán y Oliveros, dos héroes de los doce pares de
Francia:
LXVI
ALTOS SON los montes y tenebrosas las quebradas, sombrías las
rocas, siniestras las gargantas. Los franceses las cruzan ese mismo día, con
grandes fatigas. Desde quince leguas de distancia, se oye el ruido de la marcha
de las tropas. Cuando llegan a
Comentario
Veamos a continuación a Roldán enfrentado a los árabes que los
superan en número. Oliveros le pide que toque el olifante para anunciarle a
Carlomagno el peligro que corren y para que éste retorne a brindarles su apoyo.
Roldán se niega, porque confía en la fuerza de su brazo; de esta forma, con
marcada arrogancia se enfrenta a la muerte e inmola la vida de todos sus
hombres.
LXXXIII
DICE Oliveros:
-Muy crecido es el número de los sarracenos y escaso me parece
el de nuestros franceses. Rolando, mi compañero, tocad vuestro olifante: Carlos
lo escuchará y volverá el ejército.
—Locura fuera-responde Rolando—. Perdería por ello mi renombre
en Francia, la dulce. Muy pronto habré de asestar recios golpes con Durandarte.
Sangrará su hoja hasta el oro del pomo. Los viles sarracenos vinieron a los
puertos para labrar su infortunio. Os lo juro: a todos les espera la muerte.
(1962: 56).
Comentario
Después de negarse durante demasiado tiempo, finalmente Roldán
accede a tocar el olifante, pero lo hace cuando ya es muy tarde y debe
enfrentar los reproches de Oliveros.
CXXIX
ROLANDO dice;
—Tocaré el olifante. Llegará a oídos de Carlos, que está pasando
los puertos. Os lo juro, retornarán los francos.
Responde Oliveros:
—¡Fuera para todos vuestros parientes gran deshonor y oprobio y
pesara sobre ellos esta afrenta durante toda la vida! Cuando yo os lo aconsejé
nada hicisteis. Hacedlo ahora mas no será por indicación mía. ¡No fuera propio
de un valiente tocar el cuerno! ¡Ya vuestros dos brazos tenéis cubiertos de
sangre!
Actividades
1. Lectura complementaria. Lee el fragmento que corresponde a la
muerte de Roldán.
2. Redacta sobre el tema: La honra de Roldán y su controvertida
defensa ante el sacrificio de sus hombres.
3. Explica las
características de Roldán y Oliveros como personajes. Comenta qué tienen en
común y qué los diferencia.
Comentario
Hemos leído fragmentos de un poema que pertenece a la épica
románica. Veamos en seguida otro Cantar de gesta —el del Cid— que corresponde a
la épica castellana. Esta obra está dividido en tres cantares, los cuales
tienen como tema: el destierro del Cid, las bodas de sus hijas y la afrenta de
Corpes respectivamente. En el cantar primero Rodrigo enfrenta a los moros y
recupera su honra; en el segundo, es perdonado por el rey y decide casar a sus
hijas; en el tercero, los infantes de Carrión —sus esposos— las castigan y
afrentan para vengarse supuestamente del maltrato que el Cid les había dado.
Pasajes
representativos del Poema de Mío Cid
2
Agüeros en el
camino de Burgos
Ya aguijan, ya sueltan la rienda. A la salida de Vivar vieron la
corneja al lado derecho del camino; entrando a Burgos, la vieron por el lado
izquierdo. El Cid se encoge de hombros, y sacudiendo la cabeza:
-¡Albricias, Alvar Fánez – exclama- ; nos han desterrado, pero
hemos de tornar con honra a Castilla! (1986: 17)
3
El Cid entra en Burgos
Ya entra el Cid Ruy Díaz por Burgos; sesenta pendones le
acompañan. Hombres y mujeres salen a verlo; los burgaleses y las burgalesas se
asoman a las ventanas; todos afligidos y llorosos. De todas las bocas sale el
mismo lamento:
-¡Oh Dios, qué buen vasallo sería si tuviese buen señor! (1986:
17).
Comentario
El problema central de este poema está dado por el tema de la
honra. Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador ha sido desterrado por su rey
Alfonso. Los motivos del destierro son infundados y el rey comete una
injusticia. El Cid no tiene otra opción que abandonar su tierra y familia; los
hombres fieles a él lo acompañan sin reservas. Pero el momento más doloroso
para el personaje es aquél en donde debe despedirse de su mujer e hijas. El
juglar lo narra así:
16
Jimena lamenta el
desamparo en que queda la niñez de
Sus hijas.-El Cid
espera llegar a casarlas honradamente.
-Escuchadme, oh
Cid de la hermosa barba. Henos aquí en vuestra presencia a mí y a vuestras
hijas, muy niñas y tiernas; ved allí a las dueñas que me sirven, ya veo que
estáis para partir y que hemos de separarnos de vos. Por amor de Santa María,
aconsejadnos lo que hemos de hacer.
El de la hermosa
barba alargó las manos, cogió a sus hijas en brazos, y las acercó, amoroso, a
su corazón. Lágrimas acuden a sus ojos, y al fin dijo así, tras un suspiro:
-Doña Jimena, mi
excelente mujer, os quiero tanto como a mi alma. Ya lo veis: hemos de
separarnos. Yo tengo que alejarme, y vos vais a quedaros aquí. ¡Oh, plegue a
Dios y a Santa María que pueda casar con mis propias manos a éstas mis hijas, y
aún me quede vida para gozar de tanta ventura y para serviros a vos, mujer
honrada! (1986: 35).
Comentario
El episodio relata
el doloroso momento de la separación. La honra del Cid ha sido puesta en
controversia y, al alejarse, sólo desea regresar para devolver a su familia el
enorme tesoro del honor que les han arrebatado. Brinda en sus palabras y hechos
todo su amor a los seres que más adora en este mundo.
Actividades.
1. Lectura
complementaria. La clase deberá dividirse en tres equipos para que cada uno de
estos equipos lea y resuma un cantar del poema. Posteriormente se
intercambiarán los resúmenes para alcanzar así una idea global del contenido de
la obra.
2. Comenta por
escrito las características sobresalientes de por los menos tres héroes de este
Cantar.
3. Redacta sobre el tema: La honra del Cid. Su defensa a través
de la lucha y la valentía.
Comentario
El cantar de los nibelungos
—como ya lo habíamos explicado— se halla integrado a la épica germánica. Las
descripciones y relatos alcanzan en este poema verdaderos logros artísticos
insuperables que la tradición literaria ha valorado siempre. Veamos un pasaje:
El cantar de los
nibelungos
PRIMERA AVENTURA
LO QUE SOÑABA KRIEMHILDE
Muchas cosas maravillosas narran- las sagas de tiempos antiguos.
De héroes loables – de gran temeridad,
De alegría y de fiestas – de llantos y lamentos,
De la lucha de héroes valientes – ahora encucharéis narrar
maravillas.
Creció en Burgundia – una niña tan noble
Que en todos los países – no podría haber alguna más bella.
Kriemhild se llamaba – y se hizo mujer muy hermosa.
Por ella muchos caballeros – perdieron su vida y su cuerpo.
Amar a la muy noble – no traía vergüenza a nadie;
Muchos héroes la pretendieron – nadie la malquería,
Bella sobremanera era – la muchacha noble.
Los modales cortesanos de la doncella – hubieran sido adorno de
todas las mujeres.
Tres reyes la cuidaban – nobles y ricos,
Gunther y Gernot, - héroes sin par
Y Geiselher el joven, - un espada escogido;
Ella era su hermana – los príncipes tenían que cuidarla.
Ute se llamó su madre, - reina de gran riqueza
Y Dankrat su padre – quien legó la herencia
A favor de sus hijos, cuando murió – antes fue un hombre fuerte.
Que en su juventud – había ganado muchos honores.
Los señores eran generosos, nacidos de noble estirpe,
Sobremanera temerarios de fuerza – los héroes elegidos.
De los Burgundios tenía – el país su nombre;
Crearon grandes maravillas – aún en el país de Atila.
En Works a la orilla del Rhin – vivían los señores poderosos,
A ellos gustosos servían – muchos caballeros orgullosos,
Con grandes honores – durante toda su vida,
Hasta que murieron lastimosamente – a causa de enemistades entre
dos nobles señoras.
[…] Y todavía tenían muchos espadas – a todos no puedo nombrar.
Dankwart era mariscal; - y su sobrino era
Senescal del rey, - de Metz, señor Ortewein.
Sindold era escanciador – un espada perfecto,
Y gentilhombre de cámara, Hunold: - cuidaban los altos honores.
Del honor de la corte, - de su fuerza enorme,
De su dignidad tan alta – y de la caballería
Como los ejercían los señores – con alegría durante toda su
vida,
De todo eso realmente – nadie puede daros noticia completa.
En su alma virgen, - Kriemhild soñaba
Que criaba un halcón – fuerte, bello y salvaje;
A éste lo agarraron dos águilas - ¡lo que ella tuvo que ver!
No pudo sufrir dolor – más grande de esta tierra.
Contó el sueño a su madre – la señora Ute,
Que no sabía explicarlo – a la bella, de otro modo que así:
“El halcón que tu criaste, - es un hombre noble;
Que Dios lo guarde, si no, - pronto morirá”
“¿Qué me decís de un hombre – mi queridísima madre?
Quiero quedarme sin amor – de héroe para siempre;
Quiero quedarme tan bella – hasta mi muerte,
Para que nunca gane yo – penas a causa del amor de un hombre.”
“No lo rechaces del todo” – la madre dijo a ella.
Si jamás en la tierra – quieres ser feliz de todo tu corazón,
Esto vendrá del amor de un hombre: - serás una bella esposa,
Si Dios te favorece – con el cuerpo de un buen caballero.
“No habléis así – mi queridísima madre.
La experiencia de muchas mujeres – me ha enseñado
Cómo al fin se paga el amor – con sufrimiento;
Quiero evitar ambos – de este modo seguramente me quedaré en
paz.”
Kriemhild en su alma, - quería quedar libre del amor.
De modo que así pasaron – todavía muchos días a la buena niña,
Que no conocía a nadie – que le hubiera gustado como esposo,
Hasta que, finalmente, con honores, - ganó a un héroe valioso.
Y éste era el mismo halcón – que había visto en sus sueños,
Que su madre le había presagiado. – A causa de su muerte
temprana.
¡Qué recompensa tan sangrienta dio ella – a sus parientes más
cercanos!
A causa de la muerte de este hombre – murieron los hijos de
muchas madres. (Porrúa: 1-3).
Comentario
El cantar ofrece una variante en relación con los dos anteriores
que hemos estudiado. El tema del amor prevalece por momentos sobre el tema de
la aventura y la guerra; comprobaremos al leerlo que, finalmente, los
enfrentamientos y las luchas son necesarios para alcanzar el amor, por lo cual
este noble sentimiento reaparece igualmente supeditado a la aventura.
Actividades
1. Lectura complementaria. Lee completo El Cantar de los nibelungos y redacta un resumen en tres cuartillas
en donde consideres los temas más importantes allí tratados.
2. Redacta sobre el tema: “El amor en El Cantar de los nibelungos”.
La lírica medieval
Dice Isabel de Riquer:
La poesía medieval […] es poesía lírica, poesía cantada que el
público recibe por el oído. Sus autores, anónimos o conocidos, son músicos,
además de poetas.
Los orígenes de la lírica […] son imposibles de precisar. […] Es
inútil pretender fechar el momento de su aparición porque de hecho ha existido
siempre. Siempre han cantado los hombres y las mujeres de cualquier lugar de la
tierra, y este cantar fue evolucionando paralelamente al desarrollo del
lenguaje. (1996: 41).
En Francia, en el Mediodía, florecen los trovadores provenzales,
que escribían y cantaban en la lengua de
oc. A mediados del siglo XII la poesía trovadoresca de origen provenzal,
culta, armoniosa, de carácter amatorio y cortesano se extendió hacia el norte y
sustituyó a la poesía espontánea y popular propia de esa región, como las
canciones del telar, que se cantaban en el trabajo y las de carácter guerrero,
satírico o religioso.
Algo adelantamos de los trovadores al hablar de los juglares.
Referente a ellos dice Menéndez Pidal:
El sentido de ambas voces (juglar, trovador) era bien diverso
desde su origen. Como el juglar, aunque muchas veces fuese poeta, se ganaba la
vida con el canto de versos ajenos o con las inferiores habilidades de
saltimbanqui, fue un tipo siempre menos noble que el trovador y supeditado a
éste, si bien era tenido de más antiguo origen. Por el contrario, el trovador
aunque cantase en público a veces, no lo hacía por oficio, y aunque, muchas
veces fuese pobre, era siempre el poeta de las clases más cultas. Muchos
caballeros, y de la más alta posición social, buscaban en el ejercicio de la
poesía y la música la plenitud de sus cualidades caballerescas. [...]
Históricamente el trovador nace por imitación del juglar. (1949: 17).
En España, se
manifiesta la influencia de los trovadores provenzales, en la poesía
galaico—portuguesa y luego en la castellana. En los géneros de la lírica
trovadoresca podemos destacar los debates en que el poeta presenta una
discusión entre sus personajes, como las del Marqués de Santillana, cuyos
protagonistas son generalmente un caballero o una pastora.
En Italia es
notoria también la influencia provenzal, especialmente en Sicilia (siglo XIII).
Su forma poética principal es la canzone, procedente del Mediodía de
Francia y adecuada a las necesidades de la lengua italiana. El soneto es
posiblemente una creación original de la escuela poética siciliana.
Posteriormente,
la poesía siciliano—provenzal se extendió por toda Italia y floreció en Bolonia
y Florencia; estas ciudades se convirtieron en el centro literario.
En la segunda
mitad del siglo XIII culmina con Guido Cavalcanti —amigo de Dante Alighieri— la
escuela que aquél denominó Dolce stil nuovo, y que se caracteriza por
cantar un amor puro hacia una dama transfigurada en un ser superior.
El mester de clerecía
En relación con otra manifestación de la poesía lírica medieval
—el mester de clerecía— leemos en Valbuena Prat:
La literatura del siglo XIII presenta en su escuela erudita del
“mester de clerecía” afinidades
indudables de la cultura y el arte coetáneos. Pensemos en la
arquitectura monástica de fines del XII y principios del XIII (en que
transcurrió la juventud de Berceo), y sentiremos la misma emoción delicada y
recogida de las vidas de santos cantadas en iguales hileras de versos
alejandrinos. La suavidad íntima del claustro de Santo Domingo de Silos muestra
las detalladas figuras de sus capiteles románicos y de los relieves, como el
códice del monasterio en que se guardó la vida poemada del fundador. La vuelta
al gusto primitivo ha logrado descubrir las bellezas escondidas en las
sencillas narraciones de historias sacras, de explicaciones de la liturgia, de
hazañas de héroes antiguos vestidos con la cota y embrazando el escudo
medieval, como los soldados romanos en torno a
Y agrega además:
Todos los poemas de este mester
o menester de clérigos (hombres de
letras) están escritos en estrofas de cuatro versos alejandrinos (de catorce
sílabas), con una sola rima: tetrástrofos
monorrimos alejandrinos. Berceo, especialmente, tiene buen cuidado de no
faltar a la medida, ni excederla. (1963: 70).
Comentario
Observe el alumno de qué manera aparecen en el proceso literario
medieval diferentes manifestaciones de poesía que podemos resumir de la
siguiente manera:
1. El mester de juglaría al cual pertenece el juglar y su
particular desempeño en la poesía épica, aunque no de manera exclusiva.
2. El mester de clerecía. Ubicados en el contexto de
3. Los trovadores y el particular ejercicio de la poesía lírica.
Actividades
1. Investiga en Internet sobre juglares, mester de clerecía y
trovadores. Redacta un resumen sobre este tema de dos cuartillas.
La
controvertida Edad media
Apuntes de Hontanar (1962)
por Luis
Quintana Tejera
La edad media
comprende aproximadamente diez siglos y como época histórica alberga a la
Iglesia Romana que hizo y deshizo a su antojo en todos los aspectos
imaginables: social, económico, político, personal. Aunque es difícil
determinar los períodos que comprenden estas lejanas épocas, es factible
reconocer que la edad media inició en el siglo V con dos posibles
acontecimientos:
1. La división del Imperio Romano por
Teodosio en el 395[2].
2. La caída de Roma en poder de los
bárbaros en el 476. Desde fines del siglo IV las olas de invasores germanos asuelan
Europa y llegan a destruir por completo el agonizante Imperio romano. En el 476
cae Roma en poder del rey de los hérulos: Odoacro.
A
su vez, esta etapa concluye en el siglo XV con la caída de Bizancio o
Constantinopla en poder de los turcos otomanos; esto ocurre en 1453
aproximadamente.
La
edad media fue considerada durante muchos años como una época de crueldad, de
atraso, de oscurantismo y de regresión. El renacimiento, sin duda por su
proximidad y por su espíritu de reacción contra ella, se caracterizó por la
total incomprensión de lo medieval, posición ésta que dominó durante los siglos
XVII y XVIII principalmente y que, por desgracia, a veces tiende a reaparecer
en nuestro complicado y moderno siglo XXI.
El
romanticismo significó un retorno a la edad media, pero llevó a cabo una falsa
valoración, pues no vio en ella otra cosa que una época de misterios y de
hazañas caballerescas, sobre la cual la imaginación podía desenvolverse
libremente y de la cual se extraerían motivos para la expresión de los sentimientos.
Muchos
estudiosos, aunque no todos, han realizado en el siglo XX una valoración
científica y medianamente objetiva de la edad media. Entre ellos, destacan
Ernst Robert Curtius (Cfr. 1955) y su continuador Peter Dronke. (Cfr.
1981). A la luz de estos estudios, se la considera como una de las épocas
más ricas y fecundas de la historia, admirable por la profundidad de su
filosofía, por la visión armónica y sistemática de la vida y por la belleza
estética de sus producciones artísticas y literarias.
Complementariamente,
la concepción medieval de la existencia humana se halla animada por dos grandes
ejes: la fe cristiana y el sentimiento del honor. Religión y heroísmo
constituyen las bases de este pensamiento que tendrá muchos elementos en los
que falta la verdadera realización del individuo.
1.
Religiosidad.
Durante la edad media
Europa constituye una unidad religiosa en donde lo político y lo cultural se
integran plenamente. No se excluyen, por supuesto, elementos hostiles o
antagónicos, pero éstos son impotentes para destruirla. Toda la cultura está
inspirada en la religión católica. La filosofía, el arte y la ciencia
medievales descansan sobre la teología y están a su servicio. La vida terrenal
se considera sólo como un camino que conduce a la vida eterna. Esa unidad
religiosa se proyecta en el plano político en el cual se aspira a concretar una
especie de Imperio Universal como el que busca Dante a través de su obra De Monarchia. A su vez, la unidad está
favorecida por el empleo de una lengua común: el latín, única lengua de la
filosofía, la teología y la ciencia. Posteriormente coexistirán la literatura
escrita en latín con la que se escribe en lengua romance.
La
Escolástica es la
filosofía característica de la edad media y ésta representa el resultado de la
adaptación del pensamiento aristotélico a la concepción cristiana. Dentro de La Escolástica destaca el Tomismo, cuyo principal representante
—Tomás de Aquino— florece en el siglo XIII y en quien el pensamiento de Dante
hunde sus raíces.
2.
Sentido heroico y caballeresco.
Después de la
destrucción del Imperio de Carlomagno (siglo IX), en la época de los primeros
tiempos del feudalismo, predomina el ideal épico y guerrero. La vida es dura,
áspera, austera. La poesía de los cantares de gesta corresponde a este momento. Posteriormente,
junto al espíritu heroico y guerrero surge el sentimiento cortesano y
caballeresco que se refleja en la poesía de los trovadores.
Algunos caracteres literarios
1. Espontánea claridad. La literatura
medieval se caracteriza por
haberse formado sin
tener en cuenta los modelos de la literatura greco-romana. Si bien Grecia y,
sobre todo Roma, estaban muy cerca del pensamiento medieval, éstos —al menos al
principio— prefirieron ignorarlos e intentaron ofrecer un modelo artístico diferente
al de los clásicos; lo lograron parcialmente, porque finalmente concluyeron
abrazando la causa clásica. Por esto no podemos afiliarnos a la afirmación de
que los medievales desconocieron a los antiguos. Si bien es cierto que en
general no se leía a los griegos —Aristóteles es la excepción— en cambio
Cicerón, Virgilio, Horacio fueron traducidos e imitados durante el Medievo. Por
lo tanto, las obras latinas eran valoradas y estudiadas de acuerdo con la
concepción cristiana. Teniendo en cuenta este aspecto, se estableció una
selección: se prefirió a Virgilio en lugar de Homero y se despreció a Lucrecio,
porque su concepción filosófica materialista no podía armonizar con la
medieval.
2. Tendencia ética y sarcástica.
Derivado de su carácter
religioso, la
literatura medieval persigue un fin didáctico y moralizador, lo cual le resta
—al menos en parte— el desarrollo artístico que mereció tener.
3. Se ralentiza el de transformación.
A diferencia del impulso
renovador del renacimiento
y de la celeridad con que se suceden las tendencias literarias contemporáneas,
la edad media se caracteriza por la lentitud de su proceso de transformación.
Existe una relativa inmovilidad o fijeza de los géneros literarios, aun cuando
no debe exagerarse ese carácter. Hacer las cosas con tiempo puede representar
un modo de actuar lento, pero ello no implica que los logros alcanzados fueran
relativos o malos. No hay que olvidar que la edad media es una época fecunda
que contiene y desarrolla el germen del renacimiento y no se la puede pensar
como la metafórica “noche del mundo” como llegaron a decir algunos pensadores
renacentistas y lo repitieron otros ignorantes contemporáneos.
4. Analogía. Afirma Brunetière[3]
que existe una asombrosa
similitud entre las
producciones literarias medievales de los diversos países europeos; pero esta
similitud no debe exagerarse tampoco. Por ejemplo, el Cantar de los Nibelungos se diferencia de La Canción de Roldán por la mayor aportación mítico-mágica que no
destaca tanto en el segundo.
5. Impersonalidad. La falta de importancia
local y de
significación
individual le hace pensar al mismo Brunetière en este carácter de semejanza.
Aparición y auge de la
edad media.
El milenio, que
comprende la edad media no fue únicamente una edad de la fe, como se les llama,
ni es la fe un fenómeno exclusivamente medieval. Pero las catedrales fueron el
monumento más grandioso de esta era. La descripción del infierno, el purgatorio
y el cielo, su mejor poema. Las cruzadas, la única empresa colectiva que
temporalmente unió a todas las naciones. Había herejes e infieles, pero no
había agnósticos, o si los había callaban, amedrentados. El clero fue más
numeroso. Y tuvo mayor influencia que nunca en la política. La economía, la
filosofía y otras empresas intelectuales.
Nada se opone a la
fórmula tradicional: “Edad de la fe”. Siempre que recordemos que en ella
florecieron también muchas otros aspectos que no sólo tienen que ver con el
espíritu de un creyente, sino también con una mentalidad abierta al
conocimiento del mundo.
¿Para todos los
gustos, hay algo en la historia medieval? Los que nos sentimos fascinados por
el proceso de las culturas nacionales y por su contribución a la complicada
pauta de la civilización occidental. No podemos dejar de ver que Europa nació
en la edad media. La civilización greco-romana. Tuvo su origen en las más
apartadas costas meridionales del mar Mediterráneo. ¿Y se desenvolvió por aquel
mar? El norte de África y Asia Menor fueron partes más esenciales de ella que
Inglaterra, Escocia, la península Escandinava y Polonia, las cuales quedaban
fuera de su esfera. La palabra de Cristo desde Palestina añadió prestigio a las
provincias asiáticas del Imperio romano. Sin embargo, al empezar la edad media,
los pueblos germánicos derribaron la barrera que había dividido a Europa en dos.
Pronto gran número de misioneros, soldados y mercaderes empezaron a extenderse
por las regiones limítrofes del norte y noroeste de Europa.
Los árabes arrancaron
del poder a los cristianos. Las mismas tierras que fueron testigos de sus
primeras luchas y del triunfo de su fe. Mientras, los territorios paganos de
Europa entraban en la familia de las naciones cristianas.
Las civilizaciones
europeas se asentaron como las conocemos hoy. Junto con las adiciones de
América y otras. Lo que podíamos llamar Europa de ultramar. Es lamentable que
en la edad media empezara a fraguarse la brecha entre Oriente y Occidente por
causa de las rivalidades entre las iglesias y los imperios Bizantino y
católico.
Pero la iglesia y el
imperio dieron unidad a las naciones europeas. En tanto que el feudalismo y la
autonomía de las ciudades frustraron toda posibilidad de que estas
instituciones llegasen a convertirse en poderosas monarquías capaces de
sojuzgar la infinita variedad de manifestaciones nacionales, regionales y
locales. Europa surgió al fin como un mosaico de la más diversa configuración y
no como algo uniforme. Como una máquina apisonadora en las manos de un déspota.
Esto es lo que hizo grande a Europa y también a la edad media.
Europa, que al empezar
el medievo era un área subdesarrollada, podía en el siglo XIII contemplar con
orgullo sus logros. Este triunfo extraordinario se debió en parte al legado de
la Antigüedad, a las aportaciones de Oriente y a los inteligentes esfuerzos de
la propia población de la Europa medieval. Los hombres son la materia prima
básica de la historia, sin embargo, lo que importa es cómo se emplea esa
materia prima.
Hace unos mil años,
cuando la población europea empezó a aumentar cada vez más deprisa. La Europa
del medievo inició su extraordinario progreso. Hombres ingeniosos descubrieron
mejores métodos de cultivo. Mejores herramientas y una distribución más
racional de los habitantes de la Tierra.
El comercio, entre
otras cosas, que había quedado en segundo término en la Antigüedad y había
declinado definitivamente en la alta edad media. Éste fue ahora la fuerza
impulsadora del desarrollo económico. La industria progresó lenta, pero
seguramente se pusieron los cimientos de algunas instituciones modernas como la
banca, las finanzas públicas y la contabilidad.
El desarrollo
económico y los logros intelectuales progresaron a la par, apoyándose
mutuamente. La edad media extendió la instrucción entre la clase media. Formó
médicos, abogados y pensadores en sus universidades. Los mercaderes y los
predicadores del medievo se aventuraron hasta la China y el África tropical.
Los artesanos hicieron gafas para los estudiosos, a quienes estimulaba el
alcohol.
La esclavitud que el
mundo antiguo e incluso en la iglesia, al principio habían creído
imprescindible para sostener ese mundo de hombres libres, casi desapareció. Se
abolió la esclavitud en algunos lugares y se mitigó en otros. Los hombres
libres empezaron a experimentar con las formas representativas de gobierno y se
atrevieron a enfrentarse con los reyes.
Hanne Fremantle
especializada hace mucho tiempo en la vida del cristianismo, en la edad media,
pone de relieve las líneas generales de su historia con una competencia y un
ingenio extraordinarios. Es un placer presentar al lector el espectáculo
medieval tal como ella. ¿Lo ve? (2006: 6-7). (Robert López, Presidente de
estudios. Universidades de la Universidad de. Jalil YALE:).
Aparición y auge
del feudalismo (2006: 11-20)
Han transcurrido más
de 500 años. Desde que el capítulo de la historia de Occidente, conocido con el
nombre de edad media, llegó a su fin y no obstante, innumerables vestigios de
ella sobreviven aún con su prístino vigor hoy. ¿Los europeos pueden acaso
satisfacer los impuestos en los mismos edificios donde lo hicieron sus
antepasados? Votar en el mismo Parlamento, comprar y vender en los mismos
mercados, cambiar su dinero por las mismas calles, pagar por los mismos
castillos, estudiar en las mismas universidades, oír las mismas misas y adorar
a Dios en las mismas catedrales.
El sello de la edad
media es ineludible. Hasta para el turista despreocupado del otro lado del mar.
Lo encuentra ante los grandes ventanales azul y rojo de Chartres, en los muros
almenados de Carcasona, en las construcciones de madera de Núremberg. A su paso
por El Ponte Vecchio de Florencia es posible todavía beber cerveza en la
taberna llamada viaje a Jerusalén, en donde los cruzados ingleses en el siglo XII
calmaban su sed camino de Tierra santa. En Santiago de Compostela, en España,
albergarse en la hospedería que fundaron Fernando e Isabel, los Reyes
Católicos, los mismos reyes que costearon los viajes de Cristóbal Colón y presenciar
un festival celebrado por vez primera en el año 960. En el curso del cual se
arrojan gatos desde el campanario de la Iglesia de la ciudad. Como símbolo de
que los belgas han curado de sus dioses paganos para abrazar el cristianismo.
Por consideración a la sensibilidad de nuestro tiempo, se sustituyen los
animales vivos por otros de trapo.
Además de esta
herencia material. La edad media nos ha legado instituciones, de mayor interés
en nuestra vida cotidiana. Juicios por jurado, asambleas con representantes
efectivos. Sociedad de clase media, universidades y banco. Hasta el propio
sistema capitalista tiene sus raíces en esa era erróneamente juzgada, yerma y
estéril, y considerada como un milenio de tenebrosa modorra entre la grandeza
de Roma y la Gloria del renacimiento.
Incluso el nombre, edad
media cubre el período comprendido entre la segunda mitad del siglo V
aproximadamente y la primera, del siglo XV, es una etiqueta acuñada
posteriormente por hombres deseosos de proclamar su propio avance intelectual,
esta designación es un tanto condescendiente, pues suponía un renacimiento de
las luces de la época clásica tras un largo intermedio sumido en profundas
tinieblas. Hoy los historiadores modernos rechazan esta visión de la edad media,
si bien es cierto que mucho en ella estuvo efectivamente sumido en la
ignorancia. Dio un gran espíritu curioso y creador, que nos ha ligado, entre
otras cosas, la música polifónica y la arquitectura de las catedrales. La obra de
Boccaccio, de Giotto y de Frangélico son heraldos del renacimiento junto al
genio lírico de Dante. Había, es cierto, mucho analfabeto. Y chozas inmundas
bajo las erguidas torres góticas de las catedrales. Más la esencia de la edad
media se encuentra precisamente en los contrastes de esta coexistencia de la
corrupción y la santidad de la ignorancia y la erudición del embrutecimiento y
la caballerosidad. En la presencia de inconcebibles mecanismos de tortura.
Junto a exquisitas obras de arte que hoy nos llenan de admiración.
“En medio del silencio
universal sólo se oye el rasgar de mi pluma sobre el papel” Esta frase define
la soledad del hombre medieval.
El humanismo en la ausente edad
media italiana.
Prerrenacimiento italiano: humanismo
Se les llamaba Humanistas
a los que se consagraban al estudio de las ciencias y de las artes que tenían
por fin el perfeccionamiento del hombre, en oposición a la teología y a la
filosofía escolástica que se orientaban hacia Dios. Los Humanistas eran, pues, poetas o eruditos que se dedicaban a la caza
de manuscritos, los cuales reunían, comentaban y traducían.
Podemos sostener sin temor a equivocarnos, que ha existido
Humanismo en mayor o menor grado en todas las épocas históricas, pero en un
sentido estricto puede llamarse Humanismo a la época intermedia entre la edad
media y el renacimiento, en la cual ubicamos personalidades destacadas como
Dante Alighieri, Petrarca, Boccaccio y Chaucer.
Actividades
1. Investiga en Internet sobre la biografía de los cuatro
autores anteriormente mencionados. Redacta un resumen de la vida y obra de
ellos.
Dante Alighieri (1265-1321)
Es un hombre del Humanismo italiano que está ubicado a fines de
la edad media y que desarrolla tanto sea una poesía épica como lírica; dueño de
un profundo sentido de la creación literaria ha dejado no sólo el enorme modelo
que constituye la Divina Comedia, sino
también un amplio discurso que defiende a la poesía como un dominio
independiente en donde el hombre puede expresar sus pensamientos y deseos.
Siguiendo el modelo de Guido Guinizelli, Dante y Guido
Cavalcanti han de crear una nueva tendencia dentro de la literatura italiana
que se denomina dolce stil nuovo[4] que tiene como
ideal preferente a la mujer y a ella le han de dedicar sus más célebres poemas.
De su obra destacamos:
1.
2. El Convivio.
3. Sobre la monarquía.
4. Sobre la elocuencia vulgar.
5.
1.
2. El Convivio. Composición que consiste en una serie de
tratados que plantean y analizan en clave filosófica otras tantas canciones;
incluye además un tratado introductor. La función polémica, fundamentalmente anti
eclesiástica, es dominante en la obra, que constituye un coherente proyecto de
fundación de una cultura laica. (1996: 88).
3. Sobre la monarquía. El
autor pretende demostrar en este libro que los derechos de los emperadores,
sucesores de los césares, son del todo independientes del poder de los papas,
quienes sólo son los jefes espirituales de
4. Sobre la elocuencia
vulgar. Esta obra está dedicada al tema de la lengua. No fue acabada y está
escrita en latín; comprende dos libros: en el primero describe la evolución del
lenguaje desde sus orígenes míticos (la lengua de Adán) hasta la
contemporaneidad; en el segundo, clasifica por forma y contenido, los géneros
líricos. Su tesis central consiste en la defensa de la lengua vulgar, la cual
posee una mayor madurez formal y dignidad cultural que el latín. (1996: 89).
5.
La noción dantesca de la condena del otro en el período
humanista que antecede al renacimiento italiano, nos permite observar al hombre
que al juzgarse a sí mismo juzga también a la humanidad. Porque
Precisamente, en los representantes de la generación denominada humanista
—aquellos que mediante un elaborado planteamiento crítico anunciaron la
corriente renacentista— se gesta el movimiento de rebelión contra las formas
medievales dominantes. Esta necesidad de renovación, de cambio profundo, tuvo
al hombre como eje rector. En la
conceptualización de Boccaccio dada a través del Decamerón se puede observar a un individuo nuevo que —muchas veces
exagerando posturas y censurando con vehemencia a
El mecanismo de control de
Por ello,
La Comedia[6] —como la denominó
originalmente el autor— es la epopeya del hombre, es, en esencia, un reflejo de
la antropología medieval que comenzaba a cambiar radicalmente. Al mismo tiempo
representa una extraña simbiosis entre el pensamiento cristiano imperante y el
pensamiento antiguo.
En
Estructura de
Se halla dividida
en tres cantigas —Infierno, Purgatorio y Paraíso— cada cantiga en cantos —uno
introductor a toda la obra, el primero; y 33 cantos en cada uno de los reinos
mencionados; suman en total 100—. Cada canto está compuesto por tercetos
endecasílabos que riman de manera variada entre ellos. Prevalece la referencia
supersticiosa al número 3 y sus múltiplos como parte de una cábala[7]
utilizada de manera reiterada por el poeta.
Estructura
del Infierno
Secciones y Círculos |
Demonio Jefe |
Temas de la sección |
CANTOS |
|
|||
|
|||||||
INTRODUCCIÓN |
|
I y II |
|
||||
ALTO INFIERNO |
|||||||
|
VESTÍBULO Y PUERTA |
Carón |
Los indiferentes y egoístas. |
III Y IV |
|
||
PRIMERO |
|
Limbo de los no bautizados y del mundo antiguo |
|||||
SEGUNDO |
Minos |
Círculo de los lujuriosos. |
V |
|
|||
TERCERO |
Cerbero |
Círculo de los golosos |
VI |
|
|||
CUARTO |
Plutón |
Círculo de los avaros y pródigos. Sobre |
VII |
|
|||
QUINTO |
Flegias |
Regreso al tema de los iracundos. Llegada a la ciudad de Dite
y oposición de los demonios. |
VIII |
|
|||
BAJO INFIERNO |
|||||||
|
SEXTO |
|
Aparición de las Erinias. Episodio de |
IX |
|
||
|
Explicaciones de Virgilio acerca de las tumbas abiertas.
Encuentro con los epicúreos Farinata degli Uberti y Cavalcante de Cavalcanti. |
X |
|
||||
Anastasio Papa. Topografía del infierno descrita por Virgilio.
|
XI |
|
|||||
SÉPTIMO |
Minotauro Centauros |
Recinto 1º. Los violentos contra el prójimo sumergidos en el
Flegetonte, río de sangre hirviente. |
XII |
|
|||
|
Recinto 2º. Los violentos contra sí mismos. Los Suicidas,
árboles secos y nudosos. |
XIII |
|
||||
|
Recinto 3º |
Primera zona: los violentos contra Dios. Los Blasfemos. |
XIV |
|
|||
|
Segunda zona: los violentos contra la naturaleza, los
sodomitas. Las aguas del Flegetonte se precipitan en el 8vo.círculo. Aparece
el monstruo Gerión. |
XV-XVI |
|
||||
|
Descripción del monstruo Gerión. Última zona de los usureros.
Descenso sobre el lomo de Gerión al octavo círculo. |
XVII |
|
||||
OCTAVO CÍRCULO O MALEBOLGE |
Gerión |
Descripción de Malebolge en diez giros concéntricos.
Fraudulentos y defraudadores |
XVIII |
|
|||
|
|
Recinto 1º |
Los rufianes y los seductores |
||||
|
|
Recinto 2º |
Los lisonjeros |
||||
|
|
Recinto 3º |
Los simoníacos |
XIX |
|
||
|
|
Recinto 4º |
Los adivinos y los magos |
XX |
|
||
|
|
Recinto 5º |
Los estafadores |
XXI-XXII |
|
||
|
|
Recinto 6º |
Los hipócritas. |
XXIII |
|
||
|
|
Recinto 7º |
Los ladrones. Ciacco. Transformación recíproca de un ladrón en
serpiente. |
XXIV-XXV |
|
||
|
Recinto 8º |
Ulises o la ambición desmedida |
XXVI |
|
|||
Los falsos consejeros. Guido da Montefieltro |
XXVII |
|
|||||
|
|
Recinto 9º |
Los sembradores de discordia y los cismáticos |
XXVIII |
|
||
|
Recinto 10º |
Falsarios - alquimistas - monederos falsos |
XXIX |
|
|||
Falsarios - estafadores - falsificadores |
XXX |
|
|||||
NOVENO CÍRCULO. EL COCITO. Sumidero final del Infierno a donde
refluyen todos los ríos |
|||||||
|
POZO DEL COCITO |
Los Gigantes. |
Los traidores |
Rodean formando una muralla alrededor del Cocito. los gigantes
Nemrod, Efialto, Briareo, Ticio, Tifón y Anteo. Descienden al fondo del pozo. |
XXXI |
|
|
|
|
Zona 1ª o Caína |
Los traidores de su propia familia. |
XXXII |
|
|
|
|
|
Zona 2ª o Antenora |
Los traidores políticos, a la patria. Ruggieri y Ugolino |
|
|||
|
|
Zona 3ª o Tolomea |
|
XXXIII |
|
|
|
|
Lucifer |
Zona 4ª o Judesca |
Los traidores a sus benefactores. Judas, Bruto y Casio |
XXXIV |
|
|
|
|
|
||||||
SALIDA DEL INFIERNO |
Centro de |
Llegada al centro de gravedad de |
|
Purgatorio
y Paraíso
En
la segunda parte, Dante y Virgilio atraviesan el Purgatorio, y antes de llegar al final de este reino
se despiden, pues a Virgilio, un pagano, no le está permitido entrar al Paraíso. La despedida de ambos es señalada por
muchos críticos como uno de los momentos más conmovedores del libro. Beatriz lo
acompañará en el resto del recorrido incluido el Paraíso. El Purgatorio es una
montaña de cumbre plana cuyas laderas son escalonadas y redondas,
simétricamente al Infierno. En cada escalón se redime un pecado, pero los que
lo redimen están contentos, porque poseen esperanza. Dante se va purificando de
sus errores en cada nivel, porque un ángel en cada uno de ellos le va borrando
una letra de una escritura que le han puesto encima. En el Purgatorio encuentra
a famosos poetas, entre ellos a Publio Papinio Estacio,
autor de
En
cuanto al Paraíso está constituido por nueve cielos y a medida que los viajeros
avanzan la luz de Dios se vuelve más intensa.
Un
dato curioso de los tantos que se descubren en
1.
Infierno: “y por allí salimos para volver a
ver las estrellas”.
2.
Purgatorio: “Volví a aquellas sacrosantas
ondas tan reanimado como las plantas nuevas, renovadas con nuevas hojas,
purificado y dispuesto para subir a las estrellas”.
3.
Paraíso: “Aquí faltó la fuerza a mi elevada
fantasía; pero ya eran movidos mi deseo y mi voluntad como rueda cuyas partes
giran todas igualmente, por el Amor que mueve el Sol y las demás estrellas”.
Actividades
1.
Investiga en Internet sobre los siguientes personajes que aparecen en el
Infierno dantesco: Virgilio, Francisca de Rímini, Caronte, Farinata degli
Uberti. Para hallar fácilmente la información escribe por ejemplo en el
buscador: “Francisca de Rímini ”Infierno dantesco”.
2.
Lecturas complementarias. Lee en
3.
Busca en un diccionario el vocabulario de los cantos I, II y III. Elige por lo
menos diez palabras de cada uno de estos cantos cuyo significado no conozcas, o
que no te resulten muy familiares. Recuerda que el valor contextual de los
términos es muy importante.
Fragmentos representativos de
Canto I (fragmento)
El
descamino, la falsa vereda
y el seguro guía.
A la mitad del
viaje de nuestra vida me encontré en una selva oscura, por haberme apartado del
camino recto. ¡Ah! ¡Cuán penoso me sería decir lo salvaje, áspera y espesa que
era esta selva, cuyo recuerdo renueva mi temor; temor tan triste, que la muerte
no lo es tanto! Pero antes de hablar del bien que allí encontré, revelaré las
demás cosas que he visto. No sabré decir fijamente cómo entré allí; tan
adormecido estaba cuando abandoné el verdadero camino. Pero al llegar al pie de
una cuesta, donde terminaba el valle que me había llenado de miedo
el corazón, miré hacia arriba y
vi su cima revestida ya de los rayos del planeta que nos guía con seguridad por
todos los senderos. (1987: 11).
Comentario
Comienza la
narración a cargo del personaje, quien nos revela que se descubre perdido en
una selva oscura, que es representación alegórica del pecado en que ha vivido
hasta ese momento. Tiene que optar entre permanecer en esa selva o salir de
ella. Decide esto último, pero no es tan sencillo como pensaba. Cuando intenta
abandonar ese lugar, tres fieras tratan de impedírselo: un lince, un león y una
loba. Casi a punto de rendirse, emerge de pronto una sombra a quien el poeta le
pide ayuda. Se trata de Virgilio que lo ha de guiar por su recorrido infernal y
por parte del trayecto que harán por el purgatorio.
Actividades
1. Busca en un
diccionario el concepto de “alegoría” y explica las otras alegorías que
descubres en el canto I. Específicamente, ¿qué representan la montaña, la luz
del sol, Virgilio y el propio Dante?
2. Lectura
complementaria. Lee los diez primeros cantos del Infierno y haz una lista con
los nombres de los personajes que en ellos aparecen. Escoge por lo menos cinco
de éstos y redacta acerca de sus características principales.
Canto III (fragmento).
La puerta del infierno,
el vestíbulo de los indiferentes
y el paso del Aqueronte.
“Por mí se va a
la ciudad del llanto; por mí se va al eterno dolor; por mí se va hacia la raza
condenada: la justicia animó a mi sublime arquitecto; me hizo la divina
potestad, la suprema sabiduría y el primer amor. Antes que yo no hubo nada
creado, a excepción de lo inmortal, y yo duro eternamente. ¡Oh vosotros los que
entráis, abandonad toda esperanza!”.
Vi escritas estas
palabras con caracteres negros en el dintel de una puerta, por lo cual exclamé:
—Maestro, el
sentido de estas palabras me causa pena. Y él, como hombre lleno de prudencia,
me contestó:
—Conviene
abandonar aquí todo temor; conviene que aquí termine toda cobardía. Hemos
llegado al lugar donde te he dicho que verías a la dolorida gente que ha
perdido el bien de la inteligencia. (1987: 16).
Comentario
La inscripción de
la puerta del infierno es pavorosa. Su estructura se divide en tres momentos:
en el primero, señala, como si hablara, que por ella se llega al sitio del
infinito dolor; en el segundo, alude a su creación y de qué manera la trinidad
divina la ha hecho para castigo del réprobo; por último, la leyenda que le da
cierre recuerda a los que allí llegan, que la condición sine qua non[9]
para ingresar consiste en dejar afuera a la esperanza.
Actividades
1. Comenta el
contenido de la inscripción en una cuartilla. Ten en cuenta los elementos
poéticos que allí aparecen y habla del tema del sufrimiento humano.
2. Comenta la
oración final: “¡Oh vosotros, los que entráis, abandonad toda esperanza!
Reflexiona en torno al motivo de la pérdida de la esperanza partiendo de la
idea de cuán importante es ésta en la tierra.
3. Lectura
complementaria. Lee desde el canto XI al canto XXXIV del infierno. Redacta un
resumen del canto XXXIV.
Canto
V (fragmento)
Ella me contestó:
—No hay mayor
dolor que acordarse del tiempo feliz en la miseria; y eso lo sabe bien tu
Maestro. Pero si tienes tanto deseo de conocer cuál fue el principal origen de
nuestro amor, haré como el que habla y llora a la vez. Leíamos un día por
pasatiempo las aventuras de Lancelot, y de qué modo cayó en las redes del Amor;
estábamos solos y sin abrigar sospecha alguna. Aquella lectura hizo que
nuestros ojos se buscaran muchas veces y que palideciera nuestro semblante; más
un solo pasaje fue el que decidió de nosotros. Cuando leímos que la deseada
sonrisa de la amada fue interrumpida por el beso del amante, éste, que jamás se
ha de separar de mí, me besó tembloroso en la boca; el libro, y quien lo
escribió fue para nosotros otro Galeoto; aquel día ya no leímos más. (1987:
23).
Comentario
Son éstas las
palabras de Francisca quien traicionó en la vida a su marido con Paolo, hermano
del esposo. Si bien los hechos tienen atenuantes, se trata de una intensa
historia de amor. Dante ha querido que los amantes se hallen juntos en el
segundo círculo del infierno en donde se castiga a los lujuriosos. Las palabras
de la hermosa mujer están llenas de dolor y nostalgia.
Actividades
1. ¿Por qué dice
Francisca que “No hay mayor dolor que acordarse del tiempo feliz en la
miseria”. Explícalo.
2. Busca un
vocabulario del canto V del Infierno.
3. Haz un resumen
de este canto no menor de una cuartilla.
4. Comentario: El
amor de Paolo y Francisca.
5.
Busca los siguientes conceptos cuyo significado te ayudará a comprender mejor
la lectura de esta obra: Aqueronte, Caronte, Minos, Cocito.
Canto
XXXIV (fragmento)
—“Vexilla regis prodeunt inferni”[10]
hacia nosotros. Mira adelante—dijo mi Maestro—, a ver si lo distingues.
Como aparece a lo lejos un molino, cuyas aspas hace girar el
viento cuando éste arrastra una espesa niebla, o cuando anochece en nuestro
hemisferio, así me pareció ver a gran distancia un artificio semejante; y
luego, para resguardarme del viento, a falta de otro abrigo, me encogí detrás
de mi Guía. Estaba ya (con pavor lo digo en mis versos) en el sitio donde las
sombras se hallaban completamente cubiertas de hielo, y se transparentaban como
paja en vidrio. Unas estaban tendidas, otras derechas, aquéllas con la cabeza,
éstas con los pies hacia abajo y otras por fin con la cabeza tocando a los pies
como un arco. Cuando mi Guía creyó que habíamos avanzado lo suficiente para
enseñarme la criatura que tuvo el más hermoso rostro, se colocó delante de mí e
hizo que me detuviera. [...]¡Oh! ¡Cuánto asombro me causó al ver que su cabeza
tenía tres rostros! Uno por delante, que
era de color rojizo: los otros dos se unían a éste sobre el medio de los
hombros, y se juntaban por detrás en lo alto de la coronilla, siendo el de la
derecha entre blanco y amarillo, según me pareció; el de la izquierda tenía el
aspecto de los oriundos del valle del Nilo. Debajo de cada rostro salían dos
grandes alas proporcionadas a la magnitud de tal pájaro; y no he visto jamás
velas de buque comparables a ellas: no tenían plumas, pues eran por el estilo
de las del murciélago; y se agitaban de manera que producían tres vientos, con
los cuales se helaba todo el Cocito. Con seis ojos lloraba Lucifer y por las
tres barbas corrían sus lágrimas, mezcladas de baba sanguinolenta. Con los
dientes de cada boca, a modo de agramadera, trituraba un pecador, de suerte que
hacía tres desgraciados a un tiempo. (1987: 99-100).
Actividades
1. ¿En qué círculo del infierno nos encontramos en este momento?
2.
¿Quién era Lucifer?
3.
¿Cuántas cabezas tenía? ¿Cuántos rostros?
4.
¿A quiénes castigaba en cada uno de los rostros?
5.
¿Cumple algún papel en este pasaje el número 3?
Estudio
comparativo de las características de los tres reinos de ultratumba
Te
ofrecemos a continuación un análisis de las características que definen a cada
uno de los reinos escatológicos con el objetivo de poder valorar mejor la
visión dantesca del más allá.
INFIERNO |
PURGATORIO |
PARAÍSO |
1.
Eterno castigo. |
1.
Castigo temporal. |
1.
Gozo sin fin. |
2.
Reino de la desesperanza. |
2.
Reino de la esperanza. |
2.
La esperanza es innecesaria. Se vive el placer de la realización. |
3.
Ausencia de Dios como otro de los tantos castigos. |
3.
Se desea a Dios de manera constante y se tiene la certeza de alcanzarlo en
algún momento. |
3.
Presencia sublime de Dios quien se puede lograr en grados paulatinos de observación. |
4.
Rige la ley inflexible. Todo está legislado. |
4.
Reino de la ley momentánea. Mientras exista el Purgatorio habrá un código que
lo gobierne. |
4.
“Se puede todo lo que se quiere”, aunque no se quiere lo que no se puede.
Prevalece la libertad. |
5.
Tortura implacable y sin fin. |
5.
Castigo espiritual momentáneo que reserva un premio eterno para quien lo
cumpla. |
5.
Premio eterno que se fundamenta en la contemplación de la luz de Dios. |
6.
Memoria de la tierra. Una profunda nostalgia caracteriza al pecador infernal. |
6.
Memoria parcial de la tierra que expresa cierta tristeza por lo perdido. |
6.
Se ha roto el lazo con la tierra y el alma goza, sólo goza sin añoranzas
falsas. |
7.
Presencia de la carne en un continuo volver a ser. |
7.
El cuerpo sirve para el transitorio castigo, en medio de crueles torturas que
mortifican a ese cuerpo. |
7.
El alma es luz que busca la luz divina. |
Actividades
1. Lectura complementaria. Lee los cinco primeros
cantos del Purgatorio y redacta un resumen de dos de ellos. Haz una lista con
los personajes que allí aparecen y escoge dos de éstos para proporcionar sus
características principales.
2. Lectura complementaria. Lee los
cinco primeros cantos del Paraíso y el XXXIII de esta misma cantiga. Escoge un
personaje cualquiera de estos cantos y comenta los rasgos que lo diferencian.
Otros autores del Humanismo
Por lo que la literatura se refiere, el profesor Ernest Robert
Curtius, en su valiosa obra Literatura
europea y Edad media latina, (Cfr. 1955). hace un pormenorizado
análisis de la literatura medieval, en el cual demuestra cómo el renacimiento
es hijo directo de la edad media, pues éste se fraguó con base en lo que en
aquélla venía haciéndose. De hecho, no existe una ruptura entre edad media y renacimiento,
al contrario hay una continuidad en virtud de la cual la literatura europea
posterior, incluso la más reciente, es descendiente directa del medievo. Así
pues, el siglo XIV, que con respecto a Italia se denominará Quattrocento, es el que sirve de gozne entre ambos periodos.
Francisco
Petrarca
No existe, en verdad, antagonismo entre lo antiguo y lo moderno
en Petrarca, no se dan dos Petrarcas entre los que nos veamos forzados a
elegir: uno todavía dependiente de la
tradición estética y religiosa y literaria medieval, y el otro “moderno”,
anticipador y precursor de épocas nuevas. Es evidente que persisten en él,
actitudes mentales y doctrinas medievales, como no podía ser menos, y que él
los escoge sin renuencia, porque son valiosos y no carecen de fecundidad. Nunca
se vio Petrarca en el trance de tener que realizar una dramática elección
entre los valores de la cultura clásica,
que tan apasionadamente amó, y los de la cultura automáticamente cristiana.
Fueron profundos los contrastes en el plano de los sentimientos y de la vida real, pero casi no los hubo en el
terreno de la cultura. Habiendo hecho a un lado desde un principio las
sutilezas, los formulismos y la aridez de una parte de la cultura doctrinaria
del Medioevo, se dedicó con empeño, con pasión, a la búsqueda de los valores
que le parecían más en consonancia con
el ser humano y la conciliación de la espiritualidad y la tradición cristiana
con la serena armonía y el amor por la belleza inherente a la mejor parte de la
tradición clásica. Conciliación que, por lo demás, jamás había dejado de
intentarse desde los días de los primeros Padres de la Iglesia.
La peculiar contribución de Petrarca, la originalidad de su
humanismo reside justamente en la tentativa de conciliación y en la
consiguiente restauración del cuadro general de los valores asignados a cada
autor, clásico y cristiano. En el Medievo cada porción del saber, cada momento
de la historia, cada aspecto de la cultura tenía su sitio en un plano
horizontal, uniforme e indiferenciado; eran conocidas y se estudiaban las obras
de la antigüedad, mas sin matices ni objetividad, a medida que se sentía la
necesidad de éstas. Con Petrarca iba a introducirse un criterio de selección,
de preferencia; un programa, podríamos decir. Le interesaban mucho menos los
problemas de la teología que los de la vida moral; le resultaban abstrusas y
artificiales las complicadas construcciones de la vida medieval. Le
apasionaban, en cambio, los problemas de la
formación interior del ser humano, los problemas de la libertad moral,
de la sabiduría, de la virtud, de la contemplación activa.
También el hacer literatura, el escribir en latín, era una
actividad consciente, un ejercicio de elección estilística, un ideal de
perfección. Y así en la carrera literaria como en la moral contaban los valores
asumidos como modelos. Si Séneca y Agustín eran
maestros de la vida, Cicerón era maestro de estilo. Literatura y vida
tendían a identificarse en él. Sentía siempre despierto y activo el deseo de
traducir cada impulso del alma en formas literarias, pero sentía en todo
momento que el patrimonio literario que tenía
a su alcance, que las voces de los escritores
que lo habían formado –unas más queridas
y más frecuentes que otras- se le
ofrecían como dóciles calcos sobre los cuales modelar sus impulsos interiores.
La literatura parecía poseer, en cada situación una respuesta a la inquietud y
a las exigencias de la vida.
Al igual que Dante se enamoró de Beatriz y le dedicó parte de su
obra, así también Petrarca recurrió a Laura como su musa inspiradora. La
conoció un Viernes Santo y le dedicó intensas rimas entre las que nos
permitimos citar las siguientes. (1986: IX-XIII).
Rimas en vida de Laura
I
Los que de mis sospiros el sonido
oís en rima, pasto que solía
serme al tiempo que edad nueva me hacía
seguirlo, de que ya voy divertido,
del vario estilo y llanto que he seguido
con la pena y esperanza tan vacía,
si algo de amor supiste algún día,
piedad ultra el perdón me habréis habido.
Mas ¡ay!, que ya conozco y claro veo
que por hablilla anduve entre la gente,
que un empacho en mi engendra no pequeño.
Y el fruto fue vergüenza y devaneo,
y arrepentirme y ver
abiertamente
que cuanto al mundo place es breve sueño.
Comentario
En esta primera rima de Petrarca nos permitimos señalar dos
aspectos: 1. Formalmente se trata de un soneto, es decir, que está constituido
por catorce versos divididos en dos cuartetos y dos tercetos con rima
consonante variada. Los versos son —en el idioma original— endecasílabos. 2. En
cuanto al concepto expresado el sujeto lírico enfoca el tema de la fugacidad de
la vida y canta al amor.
Actividades
1. Busca en un diccionario de autores la biografía de Petrarca y
copia de allí los elementos más destacados a los efectos de comprender mejor su
obra.
2.
Investiga en Internet sobre Petrarca y Laura. Esto con la finalidad de conocer
el amor platónico que los uniera en vida y la significación que esta mujer tuvo
en la creación de Petrarca.
3.
Busca un vocabulario del soneto I, de diez palabras por lo menos. Anótalo en tu
cuaderno y coméntalo con tus compañeros.
II
Por más galanamente Amor pagare
y ofensas mil punir en sólo un día
ocultamente el arco apercibía,
como quien tiempo espera de vengarse.
Mi natural virtud por repararse
a raya el corazón y ojos tenía,
cuando sentí que el golpe dado había
donde solían mil jaras despuntarse.
Turbado, ansí, con el primer asalto
no me dio tal espacio que pudiese
vestirme de mis armas y librarme;
o retratarme al menos al más alto
lugar, para con el tiempo repararme,
de que es ya por demás, aunque quisiese.
III[11]
Era el día que al sol más se enturbiaron
los rayos por piedad del autor de ellos,
fui preso, y sin pensar, señora, vellos[12],
del todo vuestros ojos me enlazaron.
El tiempo y triste ornato me engañaron,
que no pensé que Amor se hallase entre ellos,
Ansí mis graves daños sin temellos
en el común dolor se comenzaron.
Hallóme Amor del todo desarmado
y por mis ojos, ya dos puras fuentes,
al corazón se entró muy de callada.
Él cierto ganó poco entre las gentes
herirme de saeta en tal estado
y el arco aun no mostraros siendo armada.
IV
El que con tanta providencia y arte
Formó lo que parece nos incita
A creer que su potencia es infinita,
Y más en ver lo que hay de Jove a Marte.
Viniendo a confirmar parte por parte
La ley que en mil figuras era escrita,
A Juan y a Pedro de entre redes quita
Y en el cielo les da no poca parte.
En su nacer en Roma no ha querido
Darse, y dióse a Belem, ¡tanto el estado
Humilde sublimar siempre procura!
De chica aldea agora un sol ha dado
Tal, que el lugar se alegra y la natura
En ver que un tal extremo ha producido.
X
Columna gloriosa que sustenta
el nombre y esperanza y ser latino,
a quien quitado no ha del buen camino
el gran Jove por ira o por tormenta.
En palacios aquí no se aposenta
en su lugar un roble o haya o pino
o verde prado o monte por vecino
de l’alma potentado se contenta.
Nos despiertan al cielo el intelecto
y el ruiseñor con su
melodía
la noche toda en peso se lamenta
nos hinche el corazón de
lozanía
mas este bien por ti queda imperfecto,
pues faltas, señor mío, desta cuenta.
XI
Por sol dejar el velo ni por sombra
jamás, señora, os veo
después que conocisteis el deseo
que a mi corazón de otro amor descombra.
Cuando eran mis deseos más cubiertos
que agora[13]
cuasi[14]
al fin me va llegando,
vi vuestro rostro de piedad ornado;
más luego que os los fue el Amor mostrado
fueron vuestros cabellos encubierto
y el dulce mirar vuestro refrenado.
Lo que más deseaba me está quitado,
tan crudo es ese velo,
que por matarme o haga sol o yelo,
a mí y a vuestros ojos siempre asombra.
Actividades
1. Comenta por escrito el soneto III teniendo en cuenta el amor
que el sujeto lírico expresa por Laura.
2. Que cada grupo de la clase investigue en Internet el concepto
de “Amores neoplatónicos” y haga un resumen sobre este tema. Posteriormente las
conclusiones deben ser comentadas en el pleno de la clase.
3. Tema de redacción: Amo a una compañero/a, pero
nunca se lo he dicho.
4. En el libro de Petrarca ya citado lee diez rimas
más y explica por escrito el contenido de ellas.
Giovanni Boccaccio (1313-1375).
Boccaccio lleva a cabo la recopilación de leyendas, fábulas y
cuentos que existían por aquel entonces, y que se transmitían de manera oral.
De esta forma, el autor da cuerpo y plasma en lenguaje escrito en el Decamerón los interesantes relatos
populares, aportando su genio peculiar como narrador, y recreándolas con
acierto.
El libro relata cómo huyendo de la peste que azota Florencia,
unas muchachas se dan cita con tres jóvenes en una casa de campo. Pasan ahí dos
semanas; cada día, excepto los viernes y los sábados, relatan historias. Así se
integra el Decamerón (del griego
deka: diez y hemera: día).
Entre los personajes que participan destacan: Fiammetta,
Pampinea, Emilia, Neifile.
Por otro lado, Filostrato, es el enamorado triste; Dioneo, el
malicioso; Pánfilo, el enamorado universal. Todos ellos van trenzando una sola
narración compuesta de cien relatos que en su inmensa mayoría hacen referencia
al amor.
El estilo de la obra es vivo y directo, gracioso y sensual, el
modelo de la composición gramatical que sigue Boccaccio es el de Cicerón. El Decamerón está escrito en “idioma
florentino” y no en latín.
De la misma manera que Dante es el creador, junto con Petrarca,
de la poesía y del idioma italiano, a Boccaccio le cabe el honor de ser el
padre de la prosa a la vez que el modelo de muchos otros escritores posteriores
que la han imitado.
Un pasaje representativo de su obra
JORNADA
SEGUNDA
CUENTO
SEGUNDO
Rinaldi de Arti,
después de haber sido robado, llega a Castel Guiglielmo, y es albergado por una
mujer viuda, y después de rehecho del daño recibido, regresa sano y salvo a su
casa.
Los percances de Martellino referidos por Neifile, hicieron reír
mucho a las damas, y principalmente entre los jóvenes a Filostrato a quien la
reina le mandó que, pues se hallaba junto a Neifile, la siguiera en el cantar.
Filostrato empezó diciendo sin demora:
-Voy a referiros hermosas damas, una historia de cosas
católicas, con su poquito de desgracias y de amor, que tal vez no deje de seros
útil el haberla oído; especialmente a aquellos que discurren por los inseguros
países del amor, en los cuales, a quien no ha dicho el padrenuestro de san
Julián, le acaece muchas veces hospedarse mal, aun cuando tenga buena cama.
Había pues, en el tiempo del marqués Azzo de Ferrara, un
mercader llamado Rinaldo de Arti, que había ido a Bologna para sus asuntos:
cuando los hubo despachado decidió volverse a su casa, Verona, encontróse con
algunos que le parecieron mercaderes, y que eran salteadores de caminos y
hombres de mala vida y condición, con quienes hablando incautamente se
acompañó. Éstos, viéndole mercader, y suponiendo que debía llevar dinero,
resolvieron entre sí robarlo a la primera ocasión que se les presentase, y para
no infundirle sospecha alguna iban hablando con él, como hombres modestos y de
buena condición sobre honor y lealtad, presentándoseles humildes y benignos en
lo que podían y sabían: de modo que consideraba él como una gran suerte
habérselos encontrado, mayormente cuando a él sólo le acompañaba un criado suyo
a caballo. Y haciendo su camino, y pasando de una cosa a otra, como acaece en las
conversaciones, vinieron a hablar de las oraciones que los hombres dirigen a
Dios, y uno de los salteadores, pues eran tres, díjole a Rinaldo : “¿Y vos,
amigo, qué oraciones soléis decir cuando vais de camino?” A lo cual Rinaldo
contestó : “A decir verdad, en estas cosas soy hombre material y tosco, y pocas
oraciones me sé al dedillo pues estoy montado a la antigua y no me preocupan
estas cosas; no obstante, cuando viajo he tenido siempre la costumbre de decir
por la mañana, en cuanto salgo de la posada, un padrenuestro y un avemaría por
el alma de los padres de san Julián, y después les pido a Dios y a él que me
den buena posada para la noche siguiente. Ya bastantes veces me he encontrado
durante el día con bastantes peligros, de los cuales me he librado por
completo, hallándome en la siguiente noche en buen sitio y bien albergado; por
cuya razón creo firmemente que san Julián, en cuyo honor rezo, me ha impetrado
de Dios esta gracia, de modo que si no le hubiese rezado por la mañana mi
padrenuestro, me parecería que no iba a poder viajar bien durante el día ni
llegaría bien a la siguiente noche”. Díjole entonces el que le hiciera la
pregunta anterior: “¿Y esta mañana se la habéis rezado?” Y como contestase
Rinaldo afirmativamente, él que sabía ya cómo debía ir la cosa, se dijo:
“También yo viajé mucho en otro tiempo, y nunca lo dije, por más que a muchos
se lo había oído recomendar en gran manera, sin que por eso dejara de estar
bien hospedado; y bien pudiera ser que esta misma noche pudiereis ver quién de
los dos se albergará mejor, a vos que lo habéis dicho, o yo que no lo dije.
Bien es verdad que yo uso, en lugar de esa
oración, el Donijusti o la Intemerata , o el De profundis que, según
solía decirme una abuela mía, tienen una virtud admirable”.
Y así hablando de varias cosas, y siguiendo su camino, y
esperando lugar y tiempo oportunos para su malvado intento, acaeció que, siendo
ya tarde y pasado ya Castel Guiglielmo, viendo los tres bandidos lo avanzado de
la hora y lo solitario y errado del lugar, al vadear un río le asaltaron, le
robaron y dejándole a pie y en camisa, se marcharon diciendo: “Anda a ver si
esta noche tu san Julián te dará buena posada, pues a nosotros bien parece que
nos la dará buena”.
Y acabando de vadear el río, siguieron su camino. El criado de
Rinaldo al ver que asaltan a éste, nada hizo para ayudarle, antes bien,
haciendo dar la vuelta al caballo que montaba, huyó cobardemente sin parar de
correr hasta que estuvo en Castel Guiglielmo, y entrando en él, por ser ya de
noche, hospedóse allí sin preocuparse por lo acaecido. Como hacía mucho frío y
estaba nevando de lo lindo, Rinaldo descalzo y en paños menores, sin saber qué
hacer, viendo llegada la noche, para no morirse de frío, encaminóse trotando
hasta Castel Guiglielmo, sin saber que su criado hubiese ido a refugiarse allí
y pensando que, si lograba entrar en la posada, algún socorro le mandaría Dios.
Pero la noche oscura le sorprendió casi a una milla de distancia del castillo:
por lo cual llegó tan tarde, que estando cerradas las puertas y levantados los
puentes, no pudo penetrar dentro. Adolorido y desconsolado, miraba llorando en
torno suyo dónde poderse cobijar, para que al menos no le cayese la nieve
encima. Y por casualidad un edificio construido sobre el muro del castillo que
se adelantaba algo hacia fuera formando un cobertizo, bajo el cual resolvió ir
a refugiarse hasta que llegase el día , y yendo a él, y encontrando debajo del
cobertizo una puerta, que parecía cerrada, amontonando al pie de ella alguna
paja que había allí cerca, quedóse allí, triste y dolorido lamentándose
repetidas veces a san Julián y diciendo de él no era merecedor de la fe que en
él tenía. Mas san Julián no tardó en proporcionarle buen albergue.
Había en aquel castillo una mujer viuda, hermosa como no había
otra a la cual el marqués de Azzo amaba como su propia vida, y la hacía vivir
allí cerca de él; dicha mujer habitaba en aquella casa, bajo cuyo cobertizo
había ido Rinaldo a refugiarse, y por casualidad había pensado el marqués pasar
con ella la noche, y en la vivienda misma de ella había mandado preparar
sigilosamente un baño y una excelente cena; y cuando todo estaba dispuesto, y
ella ya no esperaba otra cosa que la llegada del marqués, llegó a la puerta una
criada de éste con noticias de su amo, según las cuales había tenido que partir
inesperadamente: por lo cual después de enviar a decir a la dama que no le
aguardase, partió sin demora. Algo desconsolada la viuda no sabiendo qué hacer,
decidió meterse en el baño que había dispuesto para el marqués, cenar luego, e
irse a acostar. Dicho baño estaba inmediato a la puerta, junto a la cual se
había tendido el infeliz Rinaldo: esto hizo que, estando ella en el baño, oyera
los lamentos y el temblar de Rinaldo. Llamando a su criada, le dijo:
-Anda arriba y mira a la parte de afuera del muro quién hay al
pie de esta puerta, quién es y qué hace ahí.
La criada obedeció y con el auxilio de la claridad del aire vio
al mercader en camisa y descalzo, sentado donde queda dicho y temblando como un
azogado, le preguntó ella quién era, y Rinaldo, temblando con tal violencia que
apenas podía articular las palabras, la dijo, lo más brevemente que pudo, quién
era, y por qué se encontraba allí, y luego empezó con lastimero tono a rogarla
que, si podía ser, no le dejase morir allí de frío durante la noche.
Compadecida la criada, volvió a su ama y le refirió todo.
Compadecida igualmente ésta, recordando que tenía la llave de aquella puerta
que algunas veces servía para las ocultas visitas del marqués dijo:
-Anda, y ábrele sin hacer ruido; aquí hay otra cena que tampoco
había quien la comiese, y hay medio suficiente para poderle dar albergue.
La criada después de elogiar mucho este acto de humanidad fue a
abrirle y una vez que lo hubo hecho entrar, al verle tan aterido de frío,
díjole:
-Buen hombre, métete en seguida en este baño, que todavía está
caliente.
Sin esperar nueva invitación, hízolo él de buen grado, y
reanimado con su calor, parecióle haber vuelto de muerte a vida. La dama le hizo preparar ropas que
habían pertenecido a su marido, muerto poco antes, y que, cuando se las hubo
puesto, parecían hechas para él. Mientras esperaba lo que le mandara la dama,
empezó a dar gracias a Dios y a san Julián que como él esperaba, le habían
librado de tan mala noche y conducido, a su modo de entender, a buen albergue.
Algo descansado después la dama, habiendo mandado encender un gran fuego en una
de sus salas, trasladóse a ella y preguntó qué era de aquel buen hombre.
A lo cual su criada contestó:
-Señora, se ha vestido y es un buen mozo y parece persona muy
buena y muy educada.
-Anda pues – dijo la dama – y llámale, y dile que venga aquí a
calentarse y cenaremos, pues supongo que no ha cenado.
Entró Rinaldo en la sala, y al ver a la dama, parecióle ver una
gran señora y la saludó respetuosamente y le dio las gracias por el favor que
le hacía, lo mejor que supo. La dama, al verle y oírle, y pareciéndole tal como
dijera la criada, recibióle con amabilidad, hízole sentar familiarmente a su
lado junto a la lumbre y le preguntó por el accidente que allí le había
conducido. Rinaldo se lo refirió todo detalladamente. La viuda había oído algo
de esto a la llegada del criado de Rinaldo al castillo, por lo cual dio entero
crédito a lo que éste había dicho; y le dijo lo que sabía de su criado y cómo a
la mañana siguiente le sería fácil encontrarle.
Cuando estuvo puesta la mesa, Rinaldo accediendo a la voluntad
de la dama, después de haberse lavado las manos, púsose a cenar con ella. El
mercader era de elevada estatura, de rostro bello y mediana edad: había fijado
la dama muchas veces la mirada en él, y le había elogiado mucho y habiéndole
despertado ya el apetito de la concupiscencia el marqués que con ella debía
venir a pasar la noche, habíalo recibido ya mentalmente. Después de cenar,
levantándose de la mesa, consultó con su criada si le parecía bien que, pues el
marqués la había burlado, aprovechase aquella oportunidad que le había enviado
la suerte. Comprendiendo los deseos de su ama, la criada la animó cuanto pudo y
supo, a que los satisficiese: por lo cual la viuda, volviendo a la lumbre junto
a la cual había dejado solo a Rinaldo empezando a dirigirle tiernas miradas le
dijo:
-Vaya, Rinaldo. ¿Por qué estáis tan pensativo? ¿No creéis volver
a haceros con un caballo y con las pocas ropas que habéis perdido? Animaos y no
paséis cuidado, estáis en vuestra casa: hasta os diré más, que al veros vestido
con ese traje que perteneció a mi difunto marido, haciéndome la ilusión que
erais él, esta noche más de cien veces me han venido ganas de abrazaros y de
cubriros de besos, y creed que lo habría hecho a no haber temido que esto
pudiera desagradaros.
Al oír Rinaldo estas palabras, y al ver el centelleo de los ojos
de la dama, como hombre que no era tonto, yendo a ella con los brazos abiertos,
dijo:
-Señora, al pensar que siempre podré decir que os debo la vida,
la gran vileza sería la mía si no me apresurase a hacer todo lo que a vos fuera
agradable, satisfaced vuestro gusto, vuestro deseo de abrazarme y de besarme,
que yo haré más gustosamente con vos lo propio.
Ya no fueron necesarias más palabras. La dama que se abrazaba en
amorosos deseos apresuróse a arrojarse a sus brazos, y después que mil veces le
hubo estrechado, contra su pecho, encamináronse juntos a su habitación donde
les sorprendió la aurora. Al parecer para que nada se pudiera sospechar, la
dama le entregó algunas ropas bastante malas, llenóle de dinero las bolsas
rogándole que lo tuviese bien guardado, indicóle el camino que debía seguir
para ir a encontrar a su criado en el castillo, y le hizo salir por la misma
puerta por la que había entrado. Cuando fue de día claro, y cuando estuvieron
abiertas las puertas, Rinaldo, fingiendo venir de lejos, penetró en el castillo
y encontró allí a su criado; púsose ropas suyas que tenía en la maleta, y al ir
a montar en el caballo de su criado, acaeció que, como por milagro divino, los
tres salteadores que en la tarde anterior le habían robado, habiendo sido
hechos prisioneros por otra fechoría por ellos cometida, fueron conducidos a
aquel castillo, y a consecuencia de confesión hecha por ellos mismos, le fue
restituido a Rinaldo su caballo, sus ropas y su dinero, sin haber perdido otra
cosa que un par de fajas de las cuales los bandidos no sabían qué se habían
hecho. Dando pues gracias a Dios y a san Julián montó a caballo el mercader, y
sano y salvo regresó a su casa. Al día siguiente los tres salteadores iban a
balancear sus cuerpos en el aire.[15]
(1960: 150-157).
Geoffrey Chaucer (1340-1400).
En cierto modo Chaucer prefigura al homo universalis renacentista:
traductor y poeta, diplomático y administrador, científico y realista. Los
cuentos son el escenario de su plena manifestación.[...] se les denomina Cuentos
de Canterbury porque todos los narradores de los diversos relatos se han
unido en una común empresa: visitar la tumba de Santo Tomás Beckett (Catedral
de Canterbury en Kent).[16]
El siglo XIV representa, pues, en la evolución de la lengua
inglesa, el momento clave del desplazamiento del francés en los documentos
oficiales. Chaucer, al igual que los eruditos y los funcionarios estatales de
su tiempo, estaban acostumbrados a escribir en francés y en latín. Es mérito
indiscutible del autor de Los cuentos el haber optado por el empleo del
inglés en la composición de su gran obra literaria. (1960: 12).
Un cuento de Geoffrey
Chaucer
“El cuento del intendente” ( Cfr. 1991).
Cuando Febo habitaba aquí abajo en la tierra (como nos cuentan
los libros antiguos), no era solamente el más brioso joven caballero del mundo,
sino también el mejor arquero, pues un día mató a la serpiente Pitón mientras
estaba durmiendo al sol. También podréis leer relatos de muchas otras
extraordinarias hazañas que realizó con su arco. Sabía tocar cualquier
instrumento musical, y, cuando se ponía a cantar, los claros registros de su
voz eran auténtica música. Es seguro que Anfión, el rey de Tebas, que construyó
las murallas de aquella ciudad en medio de cánticos, nunca cantó ni la mitad de
bien que él. Además era el hombre más apuesto de
Pero, ¿para qué describir sus rasgos? Simplemente no había
hombre viviente con mejor porte y aspecto. Y , por si fuera poco, estaba dotado
de nobleza, honor y excelencia a más no poder.
Febo, este joven sin igual en generosidad y en capacidad
caballeresca, solía llevar un arco en la mano, tanto por deporte como por
símbolo de su victoria sobre Pitón. O, al menos, así lo refiere
Ahora bien, Febo tenía en su casa un cuervo enjaulado que hacía
mucho tiempo llevaba educando y al que había enseñado a hablar, de la misma
forma que se enseña a los arrendajos. Este cuervo era blanco como un cisne
albino y sabía imitar la voz de cualquier persona que estuviera contando un
cuento. Además, no había ruiseñor en todo el mundo que cantase ni la
millonésima parte bien y con semejante alegría.
Febo tenía también en la casa a una esposa a la que amaba más
que a su propia vida. Procuraba complacerla y honrarla noche y día, salvo en
una cosa. A decir verdad, él era celoso y demasiado propenso a no perderla de
vista, pues le daba mucha rabia que pudiesen tomarle el pelo –como le sucede a
todo el mundo en su mismo caso- aunque, ¿de qué sirve todo eso? Nunca puede
hacerse nada para remediarlo. Una buena esposa –que sea pura de palabra y obra-
no debería estar nunca bajo vigilancia; igualmente cierto, trabajo en vano es
montar guardia para vigilar a una prostituta; simplemente, no sirve para nada.
Creo que perder tiempo del trabajo para vigilar a la propia esposa resulta una
completa estupidez. Los viejos estudiosos lo llevan dicho frecuentemente en sus
libros.
Pero volvamos al tema. Este excelente Febo hacía todo lo posible
para hacerla feliz, suponiendo que su agradable modo de ser, su hombría y su
conducta serían suficiente garantía para que nadie le desbancase a los ojos de
ella. Pero sabe Dios que hay una cosa que nadie puede conseguir: alterar un
instinto que haya sido implantado por la naturaleza en una criatura.
Coged cualquier pájaro: colocadlo en una jaula, mantenedlo lo
más limpio posible y poned todo el corazón y el cerebro en alimentarlo con las
más deliciosas e imaginables comidas y bebidas. Con todo, el pájaro, aunque lo
tengáis en la más alegre de las jaulas doradas, preferirá mil veces volar hacía
el frío y cruel bosque y comer gusanos y otras porquerías por el estilo; nunca
cesará en su intento de escapar de su jaula: siempre estará ansiando su
libertad.
Tomad un gato: alimentadlo bien con leche y carne tierna, y
dadle cama de seda, pero en cuanto vea un ratón corriendo por el suelo junto a
la pared, abandonará la leche, la carne y lo demás, todos los lujos de aquella
casa: tal es el apetito que siente por los ratones. Como veis, el instinto
siempre vence y el apetito hace que la prudencia desaparezca.
Una loba tiene también un vil modo de ser: cuando está en celo
elegirá al lobo más fiero y de peor fama que encuentre.
Pero todos los ejemplos que he facilitado se refieren a los
hombres que son infieles, de ningún modo a las mujeres, pues los hombres jamás
carecen de un apetito lascivo de gozar con criaturas inferiores antes que con
sus esposas, por bonitas, fieles y dulces que éstas sean. Tan codiciosa de
novedad es esta maldita carne nuestra, que no disfrutamos durante mucho tiempo
de cualquier cosa que represente virtud.
A pesar de todos los grandes méritos de Febo, éste, que no
sospechaba nada, fue engañado. Ella llevaba otro hombre a remolque, un hombre
de poca importancia, que, en comparación, no valía nada. ¡Tanto peor! Esto
sucede con frecuencia, y acaba con mucho trastorno y aflicción.
Así, pues, ocurría que, en cuanto Febo se ausentaba, su mujer
enviaba en seguida a buscar al hombre del que estaba encaprichada. ¿Hombre de
capricho? Es un modo bastante rudo de decirlo, pero os pido perdón.
Dijo el sabio Platón, como podréis leer en sus obras, que es
indispensable que la palabra corresponda a la acción. Es decir, si uno tiene
que expresar algo adecuadamente, la palabra debe acompañar a la acción. Yo soy
un hombre sin pelos en la lengua, y lo que digo es. Entre una dama de alto
copete que es infiel con su cuerpo y una mujer vulgar –dado que ambas se portan
mal- no hay más diferencia que ésa: la dama, al ser de rango más elevado, se
dirá de ella que es una “amiga”, mientras que la otra, al ser una mujer pobre,
será llamada “amante” o “querida”. Dios sabe, mi querido amigo, que tan baja
está una como la otra.
De modo parecido afirmo que no existe diferencia entre un tirano
usurpador y un forajido o salteador de caminos. Esta definición se aplicó
Alejandro Magno, porque siendo un tirano y teniendo un ejército –y, por
consiguiente, mayor poder para hacer masacres y mandar quemar hasta los
cimientos, casas y hogares y dejarlo todo arrasado-, se le llama general,
mientras que a un forajido, como son pocos los que le siguen y no puede causar
mucho daño o acarrear la misma ruina a todo un país, se le llama ladrón de caminos
o bandolero.
Como no tengo cultura libresca, no puedo citar a un enjambre de
autoridades, pero proseguiré contando el cuento que empecé.
La esposa de Febo mandó buscar a su amante y ambos satisficieron
inmediatamente sus fugaces apetitos carnales. El cuervo blanco que estaba allí
colgado dentro de su jaula les vio en plena faena, pero no dijo palabra, pero
cuando el dueño de la casa regresó a su hogar, el cuervo cantó:
-¡Cor-nu-do! ¡Cor-nu-do! ¡Cor-nu-do!
-¿Qué cantas pájaro? – Exclamó Febo- ¿Qué clase de canción es
ésta? Solías cantar muy bien y con sones tan alegres que mi corazón se
complacía en escucharte, pero ¿cuál es el significado de esta canción? ¡Vamos,
di!
-Por Dios que resulta muy adecuada –contestó el cuervo-. Febo, a
pesar de toda su belleza, valía y crianza, de toda tu música, canciones y
vigilancia, te la ha pegado con una sin importancia- a tu lado, no vale ni lo
que un renacuajo-, como que vivo y respiro. Pues le he visto joder a tu esposa
en tu propia cama.
¿Qué más queréis? Sin hacer remilgos, el cuervo le contó
entonces la gran deshonra y desaire que su mujer le había ocasionado por su
lascivia, dándole buena prueba de ello y repitiéndole lo que había visto con
sus propios ojos. Febo se volvió; tuvo la sensación de que su desgraciado
corazón iba a partírsele en dos. Luego tensó el arco, introdujo una flecha en
él y, furioso, mató a su mujer.
Así es como terminó.
¿Qué más puedo añadir? En pleno remordimiento rompió sus
instrumentos musicales: arpa, laúd, guitarra y salterio; luego quebró su arco y
las flechas y dijo al pájaro:
-¡Traidor! Tu lengua de escorpión me ha traído la ruina. ¿Por
qué nací? ¿Por qué no estoy muerto? ¡Oh querida esposa! ¡Oh joya de goce, que
me eras tan constante y fiel! Ahora yaces muerta y tu rostro está pálido y
macilento, siendo, como eres, totalmente inocente. ¡Sí, lo juro! Una mano
temeraria e imprudente te ha causado un daño muy vil. ¡Oh mente ofuscada! ¡Oh
rabia insensata que, sin pensar, sacrificas al inocente! ¡Oh desconfianza,
llena de sospechas infundadas! ¿Dónde está tu sabiduría? ¿Dónde tu ingenio?
¡Oh, haz que los hombres desconfíen de la precipitación! ¡No creáis nada sin
tener pruebas absolutas! ¡No levantéis la mano demasiado pronto, antes de saber
lo que hacéis! ¡Sopesad las cosas calmosa y cuidadosamente antes de desatar
vuestra ira por la mera sospecha! ¡Ay! Millares han perecido y han sido
convertidos en polvo por la insensata ira. ¡Ay de mí! Me moriré de pena.
En cuanto al cuervo, le dijo:
-¡Traidor! ¡Villano! Pronto te haré pagar por tu falsa historia.
Una vez cantaste como un ruiseñor; ahora, falaz ladrón, te quedarás sin tu
canción y sin ninguna de esas plumas blancas, y jamás podrás hablar más
mientras vivas. Éste es el castigo de un traidor: tú y tus hijos serán negros
para siempre y nunca produciréis sonidos dulces, sino que graznaréis antes de
que llegue la tempestad y la lluvia, como señal de que mi esposa fue muerta por
culpa tuya.
Y al instante se precipitó sobre el cuervo y le arrancó todo su
blanco plumaje. Entonces lo hizo negro, le despojó de su facultad de cantar y
hablar y lo puso en puerta, mandándole al diablo, a quien se lo recomendó. Por
dicha razón, hoy en día, todos los cuervos son negros.
Os ruego, caballeros, que toméis nota de la parábola y os fijéis
en lo que digo. Nunca jamás en la vida digáis a un hombre que otro ha dado
placer a su esposa, pues vendrá a odiaros a muerte. Los estudiosos cultos dicen
que el gran Salomón nos enseña a tener cuidado con nuestra lengua. Pero, como
he dicho, carezco de cultura libresca.
Empero, esto es lo que mi madre me enseñó:
“Hijo mío, por amor de Dios, acuérdate del cuervo. Vigila tu
lengua y conserva a tus amigos, hijo mío, contra un diablo podemos protegernos
mediante la señal de la cruz. Hijo mío, Dios puso murallas a la lengua,
situándola entre los labios y los dientes para que un hombre pueda pensar antes
de hablar. Las personas cultas nos han enseñado, hijo mío, con qué frecuencia
muchas han perecido por hablar demasiado; pues, a grandes rasgos, nadie sufre
daños por hablar demasiado poco o con deliberación. Hijo mío, contén tu lengua
en todo momento, excepto cuando trates de hablar con Dios en el culto y en la
oración. La primera virtud, si es que quieres aprenderla, hijo mío, es la de
dominar tu lengua y mantener una gran vigilancia sobre ella. Esto es lo que
aprenden los niños. Hijo mío, mucho daño surge de la locuacidad mal aconsejada,
en donde una palabra o dos hubieran bastado. Esto es lo que me dijeron y
enseñaron. ¿Sabes cómo funciona una lengua temeraria? Del mismo modo que una
espada divide un brazo por la mitad, de igual modo una lengua destruye una
amistad. Un charlatán resulta abominable a Dios. Lee el sabio y honorable
Salomón, lee los salmos de David, lee a Séneca. Nunca hables, hijo mío, cuando
puedas pasar asintiendo con la cabeza. Simula que eres sordo si oyes a un
charlatán que habla de un asunto peligroso.
Los flamencos dicen (y te puede resultar útil) que “cuanto menos
se habla, más fácil es de arreglar”. Hijo mío, si no has hablado mal, no debes
nunca temer una traición. Y te digo esto: el que habla mal no puede nunca
recobrar sus palabras. Lo que está dicho, dicho está, y la palabra, le guste o
no –aunque se arrepienta de ello-, sigue rodando. El que dice algo de lo que se
pueda arrepentir está en poder del otro. Hijo mío, ten cuidado. No seas jamás
fuente de cotilleo, sea falso o cierto, sino que estés donde estés, tanto entre
los poderosos como entre los humildes, vigila tu lengua y acuérdate del
cuervo”. (1991: 532-537).
Actividades
1.
Lectura complementaria. Lee por lo menos tres cuentos del volumen de Chaucer
señalado a pie de página. Redacta un resumen de cada uno de ellos.
2.
Señala cuáles son las ideas principales expresadas en el cuento del Intendente.
3.
Redacta sobre el tema: “El amor y los celos en mi vida y en la existencia de
los otros”.
LO
QUE HAS APRENDIDO
Contesta
a las siguientes preguntas y cuestiones:
1.
En el marco de la narrativa, ¿a qué denominamos “Cantar de gesta? ¿Cuáles son
sus características?
2.
¿Quiénes y qué son los juglares?
3.
¿Cuáles son las diferencias y semejanzas fundamentales entre juglares y
trovadores?
4.
Menciona por lo menos cinco características de Roldán como personaje y
coméntalas.
5.
¿Cuáles son los temas de los tres cantares del Poema de Mío Cid?
6.
¿Qué hace Rodrigo Díaz al despedirse de su mujer e hijas?
7.
¿Cómo y dónde se inicia el drama en la edad media?
8.
¿A qué se denomina “auto sacramental?
9.
¿Qué entiendes por humanismo italiano?
10.
¿Cuáles son las principales obras de Dante Alighieri y cuál es el tema de cada
una de ellas?
11.
¿Cómo se llamaba la amada de Petrarca a quien le dedicó gran parte de sus
poemas?
12.
Menciona y comenta tres características de la prosa de Boccaccio y Chaucer.
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historia de la filosofía. México, UNAM
[1] Crítico francés de finales del
siglo XIX y principios del XX. Enfocó ampliamente los temas medievales.
[2] Flavio
Teodosio, Teodosio I o también en el seno
católico como Teodosio el Grande (Coca o Itálica, 11 de enero de 347 - Milán, 17 de enero de 395), fue un emperador de los
romanos desde agosto de 378, como Dominus Noster Flavius Theodosius Augustus,
hasta su muerte, deificado como Divus Theodosius. Promovido a la
dignidad imperial tras el desastre
de Adrianópolis, primero compartió el poder con Graciano y Valentiniano II. El 15 de mayo de 392,
Teodosio reunió las porciones oriental y occidental del Imperio, siendo el
último emperador en gobernar todo el mundo romano. Después de su muerte, las
dos partes del Imperio se separaron definitivamente.
Con respecto a su
política religiosa, continuó con la intolerable persecución a los paganos y tomó la trascendental
decisión de hacer del cristianismo niceno o catolicismo la religión oficial del Imperio mediante el Edicto de Tesalónica de 380. (De Wikipedia).
[3] Crítico francés quien en Historia de la literatura clásica francesa desarrolla
este concepto.
[4]
Dulce estilo nuevo
[5]
Por escatología entendemos en este
caso los estudios y las consideraciones referentes al más allá.
[6]
Dante denominó “Comedia” a su obra cumbre, porque por tal género se alude a la
representación teatral en la que domina la pintura de costumbres o la sátira
social, y que suele terminar felizmente. Es indudable que el poeta ha planteado
en el desarrollo de su obra una auténtica “pintura de costumbres”, además de
concluir dichosamente en el Paraíso. Otro factor que no podemos descuidar tiene
que ver con el hecho de que la comedia es un género menor en comparación con la
tragedia y Dante quiso expresar con ello una actitud modesta al restarle la
trascendencia que su epopeya alcanzaría a través de los tiempos. Además, en contraposición con lo anteriormente
señalado, si nos detenemos solamente en el análisis del Infierno encontraremos
allí una auténtica “tragedia”.
[7]
Cábala: cálculo supersticioso para adivinar una cosa.
[8]Cfr.http://www.servisur.com/cultural/dante/comediainf/dci0102.htm
[9]
“Sin la cual no es posible que se cumpla algo”.
[10]
“Adelántense los estandartes del rey de los infiernos”.
[11]
Este soneto está dedicado al día en que conoció a Laura —un viernes santo—.
Precisamente por esto último dice que “era el día en que el sol más se enturbiaron los rayos por piedad del
autor de ellos”, es decir, el día en que murió Cristo, día en que predominó la
tristeza.
[12]
“Vellos” por “verlos”
[13]
Ahora
[14]
Casi
[15] Boccaccio. El
decamerón, S/trad., Buenos Aires, El ateneo, 1960, pp. 150-157.